“Señor, ya me
arrancaste lo que yo más quería.
Oye
otra vez, Dios mío, mi corazón clamar.
Tu
voluntad se hizo, Señor, contra la mía.
Señor,
ya estamos solos mi corazón y el mar”- Antonio Machado-.
“El alma se refugia
en el dominio del pensamiento y, frente al mundo real, crea un mundo
de ideas. La filosofía se inicia con el declinar del mundo real.
Cuando aparece con sus abstracciones, pintándolo todo de gris, la
frescura de la juventud y la vida ya ha desaparecido y su
reconciliación no se produce en la realidad, sino en un mundo
ideal”.-Hegel-.
“Nunca seremos
capaces de establecer con seguridad en qué medida nuestras
relaciones con los demás son productos de nuestros sentimientos, de
nuestro amor, de nuestro desamor, bondad o maldad, y hasta qué punto
son el resultado de la relación de fuerzas existentes entre ellos y
nosotros.
La verdadera bondad del
hombre solo puede manifestarse con absoluta limpieza y libertad en
relación con quien no representa fuerza alguna. (…) El tiempo
humano no da vueltas en redondo, sino que sigue una trayectoria
recta. Ese es el motivo por el cual el hombre no puede ser feliz,
porque la felicidad es el deseo de repetir”- Milan Kundera-.
"Gris es toda teoría, pero verde es el árbol de la vida".- Goethe-.
"Gris es toda teoría, pero verde es el árbol de la vida".- Goethe-.
Convivimos
con los sólidos principios de la cultura judeocristiana. Son nuestro
marco de valores, pero se ensañan con nosotros cuando nos sentimos
culpables.
En
la vida no se fracasa por golpes racionales,
técnicos o profesionales, sino por golpes emocionales. Lo
más dañino en nuestras vidas es la angustia derivada del
desamor,
las enfermedades de seres queridos y sus pérdidas. Nos impiden
vivir
el presente
recordando con amargura un pasado
feliz
y proyectando con miedo nuestro futuro
cayendo prisioneros de nuestra mente. Ese
miedo nos permite sobrevivir
pero
nos
impide vivir.
Llegados a ese punto, nos ocurre lo que a la filosofía.
Nuestra alma se refugia en nuestras reflexiones, y nos deja
desprovistos de frescura con sus pensamientos negativos y al igual que la filosofía, que solo puede reconciliarse con la
vida no en el mundo real porque lo ha arruinado con sus
abstracciones, sino en un mundo ideal, nuestras vidas en blanco
y negro,
solo podemos reconciliarlas en otro Mundo
Ideal. Como decía mi abuela Catalina sin haber leído nada
sobre el budismo, todos
los ojitos lloran aunque no en el mismo día,
y muchos son incapaces de salir de su infierno personal cuando les llegan
las lágrimas.
De ahí a la angustia, al aislamiento emocional y a la anhedonia.
El
camino es aprender a caminar sin muletas y reivindicar el derecho a
ser felices. Hay muchas técnicas psicológicas de autoayuda,
mucho coach
y mucho
gurú
pero la única salida es enfrentarnos a la vida con valentía y
salir de nuestra
zona de confort.
En palabras de los filósofos, nuestra patria debe ser como afirma
Adorno, habernos ido; y nuestra
Utopía enfrentarnos a la realidad sin miedo,
porque
según Hölderling,
donde
está el peligro, la salvación también.
Reivindico
el derecho a aspirar a esa utopía de vivir sin miedo, entendido no
como una emoción de nuestro código genético,
sino como la incapacidad de la razón de anular la irracionalidad de
no vivir en el presente. En otras palabras, que nuestras
inteligencias emocional y racional encuentren en la vida el
equilibrio y sean capaces de anular nuestro mal rollo
particular con nosotros mismos.
Tal vez por eso intuyeron los griegos que la ética era formación
del carácter, lucha por la perfección interior, un camino que había
que andar, que no nos venía regalado. En palabras de Savater, coraje
para vivir, tolerancia para convivir y prudencia para sobrevivir.
Nuestros sentimientos y emociones son la chispa de la vida, nuestro infinito inabordable particular. Parafraseando a Goethe, si anhelamos gozar de nuestro infinito, debemos perseguirlo en todas las direcciones posibles.
Las personas que viven en el pasado y proyectan con estrés su futuro, o luchan, o se quedan en el pozo en su ruina existencial. Si el sentimiento de culpabilidad es la causa, cuanto más dharma, cuanto más bien nos hagamos a nosotros mismos y a los demás y más busquemos la perfección moral de nuestros actos, mejor será nuestro karma futuro. En palabras de San Agustín ama y haz lo que quieras.
Nuestros sentimientos y emociones son la chispa de la vida, nuestro infinito inabordable particular. Parafraseando a Goethe, si anhelamos gozar de nuestro infinito, debemos perseguirlo en todas las direcciones posibles.
Las personas que viven en el pasado y proyectan con estrés su futuro, o luchan, o se quedan en el pozo en su ruina existencial. Si el sentimiento de culpabilidad es la causa, cuanto más dharma, cuanto más bien nos hagamos a nosotros mismos y a los demás y más busquemos la perfección moral de nuestros actos, mejor será nuestro karma futuro. En palabras de San Agustín ama y haz lo que quieras.
Y si pese a todo nos sentimos impotentes, tengamos fe. Siempre llegarán ángeles o Hadas Madrinas en nuestro auxilio. Tan solo hay que hacer el bien y desearlo, nuestra mente construye la realidad y no al revés. El mundo ideal de toda filosofía consiste en una deconstrucción vital para hacerla poesía. “Se deshizo de todo lo que ofende a tu alma”-Walt Whitman-. Sin ese equipaje del pasado y miedo al futuro, “me basta mirarte, para saber que con vos me voy a empapar el alma”- Cortázar-.Y es que la felicidad como entelequia (1) de la vida es un misterio, y los misterios se nos des-velan.
1- En el sentido aristotélico de tener un fin en sí misma, y no en el sentido coloquial de algo irreal o inalcanzable.
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