Santiago de Compostela no es La Meca, es decir un santuario para los fieles del Islam al que es obligación acudir al menos una vez en la vida, es una seo abierta a todos, católicos, cristianos, fieles de otras religiones, agnósticos y ateos. Pero “toda peregrinación implica un fin y el esfuerzo necesario para lograrlo. El destino de las peregrinaciones suele hallarse en centros o regiones que se consideran sagrados, poseedores de mitologías e historias complejas “-Thomas Barfield- y exige un santuario, porque sin santuario no hay peregrinación, puede darse un camino ecuménico pero no peregrinación. Vid.
Por ello, las
motivaciones personales del
Camino de Santiago stricto sensu han de ser religiosas, espirituales, y/o en sentido de búsqueda interior.
Pero hay motivaciones que se encuentran y se dan en
el
Camino a Santiago: culturales, senderistas, turísticas, lúdicas, ecológicas,
y un largo etcétera, porque en definitiva, cada caminante, peregrino
o turigrino
hace
su camino y encuentra su razón para hacerlo.
En
filosofía está prohibido prohibir,
pero es obligatorio distinguir.
Y
de la misma forma que encontramos símbolos
que se dan en
el Camino y los distinguimos de los símbolos del Camino (vieira,
labra de azabache, báculo), en las motivaciones personales
distinguimos igualmente las del
camino de las que se dan en
el
camino. Entre éstas subrayo con mayúsculas la motivación de
Salvador Serra
porque su camino solidario recorriendo España en favor de Cáritas con el lema ayúdame a ayudar más allá de los kilómetros recorridos (sería fijarse en el dedo y no en la Luna) trasciende su condición de homo viator y se instala en el relato homérico: un héroe que parte hacia un largo viaje, que sufre una serie de pruebas, que le motiva un fin filantrópico y caritativo, que visita un santuario (Santiago de Compostela) para fortalecerse, y regresa a su Itaca, a su ciudad de residencia, Igualada (Barcelona) junto a su Penélope, su esposa. En definitiva, un camino que transmite valores y que nos hace reflexionar sobre el tipo de sociedad en la que vivimos en una época de cosificación del hombre en la que impera el lema de todo lo que me es posible disfrutar me resulta éticamente admisible. En otras palabras, la identificación de la ¿felicidad? con el placer, con lo material y el relativismo axiológico.
Salvador toma conciencia de los problemas económicos y sociales de la gente de su ciudad cuando decide colaborar con Cáritas como voluntario. En lenguaje marxista, un movimiento real vale más que cien programas, y por ello decide proponer a la entidad realizar un camino solidario recorriendo España a pie con un lema que él mismo acuña para imprimirlo en tarjetas en papel que va repartiendo junto a un número de cuenta bancaria para que quienes confraternicen puedan realizar un ingreso de cinco euros. Cáritas aplaude el proyecto y nosotros aplaudimos al aplauso.
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El lema de Libertad, igualdad, fraternidad de la Revolución Francesa de 1794 fue sustituido por el de Libertad, igualdad, solidaridad en la de 1848 porque la fraternidad empezó a ser considerada como una cosa de frailes, frente a la solidaridad que debería corresponder al Estado. Pero seguimos necesitando de la caridad porque las instituciones oficiales no llegan ni están ahí para pagar el butano, la factura de la luz o entregar alimentos a los más necesitados.
Como peregrino curtido lleva consigo la carta parroquial que era el documento que se llevaba antes de la credencial que se implantó en vida de D. Elías Valiña en el Congreso Jacobeo de Jaca en 1987.Ello le permite pernoctar y encontrar acogida cuando transita extra Camino en un viaje intemporal entre la hospitalidad de antaño y la red de albergues de nuestro tiempo presente.
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El lema de Libertad, igualdad, fraternidad de la Revolución Francesa de 1794 fue sustituido por el de Libertad, igualdad, solidaridad en la de 1848 porque la fraternidad empezó a ser considerada como una cosa de frailes, frente a la solidaridad que debería corresponder al Estado. Pero seguimos necesitando de la caridad porque las instituciones oficiales no llegan ni están ahí para pagar el butano, la factura de la luz o entregar alimentos a los más necesitados.
Como peregrino curtido lleva consigo la carta parroquial que era el documento que se llevaba antes de la credencial que se implantó en vida de D. Elías Valiña en el Congreso Jacobeo de Jaca en 1987.Ello le permite pernoctar y encontrar acogida cuando transita extra Camino en un viaje intemporal entre la hospitalidad de antaño y la red de albergues de nuestro tiempo presente.
“El
peregrino
será
un extraño allá donde vaya y deberá romper antes de su partida con
su rutina y el contexto familiar de su vida ordinaria, para
adentrarse (tanto espiritual como físicamente) en un espacio-tiempo
nuevo y distinto. Al entrar en este nuevo entorno, el peregrino pasa
por una experiencia, que en cierto modo lo cambia. De ahí que la
peregrinación se considere un rito
de paso”
-Teresa Díaz de Cerio-. Salvador no es ese
extraño
allá donde va porque por un lado su curriculum
en el Camino es impresionante (tiene un Roma Santiago y un Berlín
Santiago entre otros muchos) y es una persona querida y conocida, y
en su caso, no podemos hablar tampoco de rito
de paso porque si bien siguiendo la terminología ortodoxa
realiza una stabilitas
in peregrinatione su finalidad es externa, es hacia los demás.
Por ello, Salvador, you´ll
never walk alone.