Puertollano dispuso de un pequeño zoo
durante unos veinte años (finales de los 50 hasta finales de los
70). Estaba ubicado en La Rincona,
popularmente conocida como las pocitas de Almodóvar
para diferenciarla de las pocitas
del Prior de la carretera de
Argamasilla. Había un jabalí, un zorro, ciervos, cuervos, urracas,
cigüeñas y la mona de las pocitas.
Como
sentenció Valle Inclán, las cosas no son tal como son, sino como
las recordamos. La
memoria
siempre es
subjetiva,
las crónicas, la Historia, los acontecimientos...se escriben o no y
se interpretan, y se reinterpretan,
pero
no tienen memoria, otra cuestión sería la pretendida objetividad
del historiador, pero como demostró el
círculo de Viena es imposible ciencia, sabiduría, conocimiento
u opinión alguna fuera de un marco de valores. Tan solo se puede
aspirar a que las conclusiones del investigador
no
estén dirigidas a falsear la verdad, el rigor, o el método empleado
y sus fuentes.

A
diferencia de otros animales
mediáticos de
zoo, Chu-Lin
o Copito
de Nieve, nuestra mona solo existe
en la memoria de los puertollaneros, sin hemerotecas, vídeos de
youtube, efemérides ni homenajes. Pero nuestra
mona simboliza la lucha por el reconocimiento de las especies en
los parques
zoológicos. El corazón nunca se equivoca, y el paisanaje de mi pueblo siempre muestra su mejor condición: la confianza antropológica que te da afirmar y afirmarnos que somos buena gente.
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