Del gr. θεωρία theōría.
1. f. Fís. teoría unificada del universo, en la que se afirma que los constituyentes básicos de la naturaleza no son partículas fundamentales, del tipo del electrón, sino ultradiminutos filamentos unidimensionales llamados cuerdas.
1. loc.
adv. Sin haberlo comprobado en la práctica.
“Ea
pues, que yo voy a contarte (y presta tú atención al relato que me
oigas)
los
únicos caminos de búsqueda que cabe concebir:
el
uno, el de que es y no es posible que no sea,
es
ruta de Persuasión, pues acompaña a la Verdad;
el
otro, el de que no es y el de que es preciso que no sea,
éste
te aseguro que es sendero totalmente inescrutable.
Y
es que no
podrías conocer lo que no es
-no es alcanzable-
ni
tomarlo en consideración”- Parménides-
“Digamos
ahora cuál fue la causa que llevó al Creador a crear el devenir
y este universo. (…) Ya que el Dios quiso que todo fuese bueno y
que nada fuese, en la medida de lo posible, mezquino, tomó todo
cuanto era visible que no producía tranquilidad, sino que se movía
desordenadamente y sin organización, y lo condujo desde el desorden
hasta el orden, entendiendo que éste era mucho mejor que aquél.
Reflexionando consigo mismo encontró que entre los objetos visibles
de la naturaleza nunca podría existir un universo sin razón más
bello que uno que lo tuviese, y que sería imposible, a su vez, que
estuviera presente en algo la inteligencia
sin estar unida al alma”.
-Platón Timeo-
El
término teoría se remonta a orígenes religiosos: theoros
se llamaba al representante que las ciudades griegas enviaban a los
festivales públicos, etimológicamente en sentido primitivo es una
contemplación de lo sagrado en la que el theoros
se embelesa. En filosofía, se transforma en una perspectiva del
cosmos, como frontera
entre el ser y el tiempo fundando la ontología entre el Poema de
Parménides y el Timeo de Platón, reservando la teoría al logos como una roca inmutable frente a lo perecedero y la doxa (opinión).
La
teoría es un esforzarse por
fundirse con el cosmos, en palabras de Goethe, ¿anhelas lo infinito?
Ve tras lo finito en todas las direcciones. Y esa perfección
de la armonía
impone la tarea de interiorizarla
como un ejercicio de mimesis.
En otras palabras, la teoría es un fundir el alma con la vida, para
forjar un carácter que no sea una mera entelequia, sino búsqueda de
la virtud en sentido extenso.
“Las
primeras construcciones del lenguaje señalaban ya lo ideal; aquello
que no veían los ojos, sino solo las palabras. Y de la misma manera
que el cuerpo respondía con la experiencia de los sentidos a los
estímulos del mundo, la mente se nutría de los primeros atisbos de
idealidad y de las iniciales versiones de la racionalidad” -Emilio
Lledó-
Este
concepto de la teoría trazó el camino de la filosofía. En las
ciencias empírico-analíticas hay un compromiso con la actitud
teórica que las libera del interés
orientador, y las ciencias positivas comparten igualmente dicha
pretensión aunque terminen por arruinar la tradición, entre un
sentido metódico de la actitud teórica y la suposición
de
un mundo independiente del sujeto
cognoscente.
“La
actividad científica culmina en la construcción y contrastación de
teorías de gran alcance y poder explicativo y predictivo. ¿Qué son
las teorías? Las teorías científicas son algo muy complejo que, al
menos en parte, está en los cerebros de los científicos, pero la
plasmación concreta de las teorías en su insondable complicación
neural sobrepasa nuestra capacidad cognitiva. (…) Las teorías se
pueden caracterizar y de hecho se han caracterizado de diversas
maneras, por ejemplo, sintácticamente, semánticamente y
pragmáticamente”.- Jesús Mosterín-
Una
teoría cualquiera fija unos modelos. En lenguaje coloquial usamos el
término modelo como algo
o alguien que
posa para un uso artístico, pero en ciencia, modelo es aquello a lo
que se refiere la teoría, en cierto sentido como opuesto a ella pero dentro de un sistema en el que se cumplen las predicciones
científicas y su alcance. Por ejemplo, en la Fórmula
1 los simuladores permiten avanzar el desarrollo tecnológico de los
motores evitando el sobrecoste pero buscando el comportamiento que tendrá el monoplaza en relación con las leyes de la aerodinámica.
La
sociedad esclavista estableció una distinción radical entre la
palabra
(ciudadanos que especulan) y el hecho
(esclavos que laboran). En lenguaje cotidiano hablamos de teoría
y práctica
subrayando el desdén por el saber, frente a la habilidad de la
experiencia para solucionar los problemas.
Pero la práctica no se opone a la teoría, son conceptos diferentes,
la práctica es habilidad, experiencia, pericia, para realizar una
tarea; la teoría es el primado del logos, de la razón, es la
conexión desde Platón a Husserl de bíos
theoretikós. Ahora bien, lo que para los clásicos era un
proceso educativo, hoy se ha perdido y se ha convertido en una
sumisión a la metodología.
El
rechazo de la teoría permite a una persona conducir un automóvil
porque ha adquirido la pericia para dominar la máquina sin tener en
cuenta si ha interiorizado las virtudes necesarias para pilotarlo sin
beber alcohol o temerariamente poniendo en riesgo vidas ajenas. Habilita a un abogado ejercer la abogacía desconociendo si
utilizará sus conocimientos para burlar las leyes;
o
a un profesor obtener su plaza sin que le motive lo más mínimo el
aprendizaje de su alumnado.
Es el primado de la práctica en oposición a la teoría lo que enmascara como error humano, actos que
obedecen a falta de valores, de rigor, de búsqueda de la excelencia, pura patanería
incapaz
de ver más allá de su propia nariz y de profundizar por el odio
a la teoría.
Es la vuelta al punto de vista de la sociedad esclavista: limítense
a los hechos y
conduce
a un modelo de sociedad que se vertebra para reverenciar a la
estupidez. Vid. Es incapacidad de distinguir entre conocimiento y sabiduría: la cultura no ha suprimido la necedad, la ha perfeccionado, y esta teoría no hace falta comprobarla en la práctica.
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