Estos
tres artículos enlazados están escritos por Montserrat
Gutiérrez,
periodista,
redactora de contenidos web y blogger, y tengo el honor de compartirlos con Ustedes con la autorización de
la autora.
Están publicados en su
blog Arte y Cultura
dedicado a las curiosidades del arte, la cultura y la historia.
Montserrat es autora de
otros blogs sobre
medio ambiente, curiosidades
y viajes.
Sus libros publicados los encontrará en
este enlace.
La autora en twitter @montgutz
●Una escritora llamada Teresa de Jesús.
A
Teresa de Jesús se la venera mucho y se la lee poco a pesar de que
contribuyó a alumbrar el Siglo de Oro.
Hizo
varias revoluciones a un tiempo: la de su congregación y la de las
letras, además de ser feminista a su modo sobreponiéndose al
machismos de su tiempo.
Teresa
de Jesús por fray Juan de la Miseria
|
Aficionada
a los libros de caballerías
Teresa
Sánchez de Cepeda Dávila y Ahumada (1515-1582), más conocida como
Teresa de Jesús o Teresa de Ávila, no sólo fue una religiosa
mística y fundadora de numerosos conventos de carmelitas descalzas,
sino también escritora y poeta.
Su
padre, don Alonso Sánchez de Cepeda, era hijo de un judío converso
toledano, se había casado en segundas nupcias con la noble
castellana doña Beatriz de Ahumada, y había aportado al matrimonio
tres hijos de su enlace anterior a los que se sumaron ocho, entre
ellos Teresa. «Éramos tres hermanas y nueve hermanos», contó la
propia santa, que según ella misma admitía era la favorita de su
padre. Era la suya una familia cristiana que tenía muchos libros en
casa, incluso de caballerías, pero, según se dice, no la Biblia.
La
propia Teresa relata en los escritos destinados a su confesor y
reunidos en el libro Vida
de Santa Teresa de Jesús,
que desde sus primeros años mostró una imaginación vehemente y
apasionada debido en gran parte a que leía con avidez (gusto que
compartía con su madre), con seis o siete años de edad, esos libros
romanceros de su padre, por eso, tiempo después, le apenaría tanto
que algunos de esos libros que ella leyera en su infancia fueran
prohibidos por la Inquisición: “Cuando se quitaron
muchos libros de romance que no se leyesen, yo sentí mucho, porque
algunos me daba recreación leerlos”.
Ya
desde niña tuvo un carácter enérgico y una fuerte voluntad.
Cuentan que a los 7 años convenció a su hermano Rodrigo para que se
fugase con ella a tierra de moros, buscando el martirio. Su siguiente
fuga no se quedaría en intento. En 1535, ante la negativa de su
padre para concederle el permiso paterno para ingresar en el convento
de las carmelitas de la Encarnación, se iría de casa para tomar los
hábitos y hacer los votos. No sin pena, como ella misma relató.
Teresa tenía 20 años.
Teresa
de Jesús por Alonso Cano
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En
el convento de la Encarnación vivió feliz 27 años, pero los años
siguientes serían los más oscuros para la santa, que abandonó la
oración en 1542 y un año después salió del convento para cuidar a
su padre. Éste moriría en aquella Navidad y a su regreso, Teresa
pasaría diez años más entre estados de desesperanza y periodos de
oración hasta que en 1554, cuando rondaba los 40 años, tuvo lugar
su conversión definitiva ante un Cristo llagado. Ese día nace
Teresa de Jesús y comienza la segunda etapa de su vida. La de su
fecundidad espiritual, mística y literaria. La etapa de fundadora.
De
entonces son sus primeras visiones y sus temores de estar siendo
engañada «por el demonio». Su encuentro en 1560 con el santo
franciscano Pedro de Alcántara resultó providencial para alcanzar
la paz. Poco antes había tenido oportunidad de conocer a Francisco
de Borja, que también sería santo, y años después mantendría una
estrecha relación con San Juan de la Cruz.
Una
mujer osada, transgresora y feminista
Los
estudiosos de Teresa de Ávila coinciden en que su verdadero perfil
ha estado muy emborronado durante años. Ella fue reformadora contra
viento y marea, mística, escritora, poeta, atrevida y valiente.
Aún
hoy sorprende que la Inquisición no la encarcelase, como hizo con
tantos otros genios de la época como fray Luis de León, finalmente
el primer editor de las obras completas de Teresa. Pero la vigiló
con saña como reformadora y como escritora. Demasiadas osadías que
se añadían a unas cuantas impurezas (padre mercader y abuelo
judío). En su época debió bregar contra sus superiores para
reformar la orden y contra la Inquisición para publicar su obra. El
Libro
de la vida
estuvo
12 años sin la autorización de la Inquisición. Pero siguió
adelante con su escritura con coraje y energía. Al final ella es la
que los vence a todos. Teresa de Jesús acabaría siendo la primera
mujer nombrada Doctora de la Iglesia (junto a Santa Catalina de
Siena) en 1970 bajo el pontificado de Pablo VI.
Teresa
de Jesús niña, por García de Miranda
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La
vida de Teresa de Jesús tiene muchas lecturas, pero lo cierto es que
transgrede sin temor las leyes que su tiempo le imponen por su
condición de mujer. Incumple la prohibición, impuesta a las
mujeres, de leer las Sagradas Escrituras. Desoye la obligación,
impuesta a las mujeres, de leer en voz alta y defiende la oración
interior. Y accede, a través de Francisco de Osuna, de la teología
mística oriental.
El
24 de agosto de 1562 el Papa Pío IV le concedió su traslado con
cuatro monjas al pequeño convento de San José de Ávila. La reforma
del Carmelo se ponía en marcha. Apoyada por el general de la Orden
del Carmen, recorrió todos los caminos de España fundando
conventos. Fueron 16 en apenas 20 años: Ávila, Medina del Campo,
Malagón, Valladolid, Toledo, Pastrana, Salamanca, Alba de Tormes,
Segovia, Beas de Segura, Sevilla, Caravaca, Villanueva de la Jara,
Palencia, Soria, Granada y Burgos. No pudo, sin embargo, cumplir su
deseo de fundar un convento en Madrid.
También
fue Teresa de Jesús feminista a su manera, sobreponiéndose con
coraje a los machismos de su tiempo de los que se quejaba diciendo:
“Basta ser mujer para caérseme las alas”. Llegó a firmar sólo
con el apellido de su madre, Ahumada. Y aconsejaba a sus monjas que
no se arrugasen (“Nada te turbe, / nada te espante”), y menos
ante “esos negros devotos destruidores de las esposas de Cristo”.
Teresa
de Jesús por Rubens
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Teresa
temía casarse (era “renunciar a una vida personal”, escribe), y
tampoco quería meterse a monja. Se dice incluso “enemiguísima de
ser monja”.
Tenía
un elevado concepto de sí misma, se creía llamada a grandes
empresas y rechazaba la mediocridad. También se sabía guapa. Con
cincuenta años cumplidos, le confesará a un carmelita: “Sabed,
padre, que en mi juventud me dirigían tres clases de cumplidos;
decían que era inteligente, que era una santa y que era hermosa.; en
cuanto a hermosa, a la vista está; en cuanto a discreta, nunca me
tuve por boba, en cuanto a santa, solo Dios sabe”.
En
septiembre de 1582, Teresa
de Jesús llegó
al monasterio de Alba de Tormes muy enferma. «En fin, muero hija de
la Iglesia», dicen que fueron sus última palabras. Era el 4 de
octubre, el día que entraba
en vigor el calendario gregoriano,
es decir, hoy el 15 de octubre.
La
enterraron allí mismo, en el convento de Alba de Torres aunque antes
de que se cumpliera el año se procedió a la primera
exhumación del cuerpo, que se encontró incorrupto.
El padre Jerónimo Gracián procedió al rito de amputarle una mano
que llevó a las carmelitas de Ávila aunque sin el dedo meñique que
se quedó para él.
Tres
años después del fallecimiento la Orden de los Carmelitas Descalzos
mandaron llevar el cuerpo a Ávila así que fue exhumado el 25 de
noviembre de 1585 y se trasladó el cuerpo incorrupto aunque sin un
brazo que se quedó en Alba de Tormes para compensar de la pérdida.
La decisión provocó el rechazo de los Duques de Alba, que echaron
mano de su poder para recuperar el cuerpo, y lo lograron puesto que
Sixto V ordenó el traslado de nuevo a Alba de Tormes. En total pues,
se le oficiaron tres entierros oficiales.
Teresa
de Jesús por Velázquez
|
Su
cuerpo aún incorrupto se encuentra hoy en una capilla de la Iglesia
de la Anunciación de Nuestra Señora de Alba de Tormes,
custodiado por nueve llaves aunque despojado de muchas partes de su
anatomía. En Alba de Tormes se conservan sendos relicarios con el
brazo izquierdo y el corazón de la santa, un pie y parte de la
mandíbula se encuentra en Roma, la mano izquierda en Lisboa, un dedo
en París, aunque la reliquia de la santa que ha tenido una
existencia más agitada ha sido la primera mano que se le seccionó.
Las
carmelitas de Ronda
conservan la célebre mano incorrupta de Santa Teresa que
tras la Guerra Civil fue a parar a manos de Francisco
Franco y
éste la llevó consigo como un talismán hasta su muerte. En su
dormitorio del Palacio del Pardo hizo construir un altarcito para
venerar la reliquia.
Teresa
pagó con persecuciones sus osadías, a cambio, su nombre corrió
pronto de boca en boca por toda Europa, y sus libros fueron
traducidos y muy leídos. Los más afamados escritores (Cervantes,
Góngora, Quevedo, Lope de Vega...) y pintores, la ensalzaron. En
1576 pinta su único retrato en vida el carmelita Juan De la Miseria
a quien ella recrimina: “Dios te perdone, fray Juan, que ya que me
pintaste, me has pintado fea y legañosa”; Velázquez
y
Rubens
también la pintan, e
incluso el mejor escultor del barroco italiano, Bernini, realiza un
grupo escultórico monumental en mármol conocido como la
Transverberación
de Santa Teresa o
El
Éxtasis de Santa Teresa.
Su
obra
Toda
la obra de Teresa de Jesús es, en realidad, una autobiografía llena
de anécdotas (y rapapolvos sutiles) que reflejan el aplomo y el
carácter (y el buen humor) de la reformadora y escrita en lengua
vulgar.
En
los últimos 20 años de su vida escribió Santa Teresa el «Libro de
la Vida», «Camino de perfección», «Meditaciones sobre los
Cantares», «Moradas del castillo interior», «Exclamaciones»,
«Fundaciones», «Visita de Descalzas», las «Constituciones» para
sus monjas, poesías y medio millar de cartas además de 66 «Cuentas
de conciencia» para sus confesores.
Ella
no podía predicar, pero sí dijo lo que pensaba a través de las
cartas, en las que no sólo hablaba de su relación con Dios.
Dicen
los expertos que escribía tan rápido como un notario ya que su
caligrafía delata un trazo apresurado de alguien con muchos
quehaceres y poco tiempo.
Su
tarea fundadora va a contarla en libros que no publica en vida, por
prudencia, por la censura y por miedo. Ella misma aconseja, a veces,
que se destruyan, una vez leídos por los destinatarios. Pero los
libros y las cartas, manuscritos con gracia, corren de mano en mano.
Incluso, Felipe II, que la admiraba, puso a buen recaudo varios
manuscritos en El Escorial.
Teresa
de Jesús por José de Ribera
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Es
una escritora autodidacta, que no sabía bien latín, capaz de
impresionar a un catedrático de la Universidad de Salamanca como
fray Luis de León, que la admiró tanto que editó sus obras en el
siglo XVI y se embarcó en la misión de escribir su biografía, una
tarea inconclusa por su muerte, o fascinar a un joven San Juan de la
Cruz, al que convence para refundar la orden.
En
todos sus libros hay páginas de sutil picardía, aunque con cuidado
de que el inquisidor no se entere a quien agota su paciencia o
contra lo que veía mal.
Teresa
de Jesús cultivó además la poesía lírico-religiosa. Llevada de
su entusiasmo, se sujetó poco a la imitación de los libros
sagrados, apareciendo, por tanto, más original. Sus versos son
fáciles, de estilo ardiente y apasionado, como nacido del amor ideal
en que se abrasaba Teresa, amor que era en ella fuente inagotable de
mística poesía.
●¿Dónde
está enterrado Velázquez?
Aunque
sevillano de nacimiento, y salvo algún que otro viaje incluso al
extranjero, Velázquez residió en Madrid durante casi cuarenta años,
la mayor parte de su vida.
Y
en la Villa y Corte murió el gran pintor, aunque pocos conocen el
lugar donde está enterrado el artista.
Autorretrato
de Velázquez en Las Meninas
|
Los
últimos días de Velázquez
Su
último acto público fue en junio de 1660. Acompaño al rey y a la
corte a la entrega de la infanta María Teresa a la Isla de los
Faisanes para su matrimonio con Luis XIV de Francia. Velázquez,
como aposentador real, se encargó de preparar el alojamiento del
séquito y de decorar el pabellón donde se produjo el encuentro. El
trabajo debió dejarle exhausto porque poco después cayó enfermo
con fiebres y el 6 de agosto, fallecía. Velázquez tenía 61 años.
Según
Antonio Palomino (1655-1726), quien escribió la más completa
biografía de Velázquez, al parecer el 31 de julio de 1660 el pintor
había estado asistiendo al rey toda la mañana, pero sintiéndose
mal (fatiga en el corazón, angustia, ardor de estómago…..) se
marchó a su casa a donde el rey envió a sus médicos de cámara
cuyo diagnóstico fue el de que el pintor padecía “una terciana
sincopel minuta sutil” lo que le producía una sed continua, y que
en definitiva fue una enfermedad mortal.
Tal
era su estado, que habiendo recibido los sacramentos, y asimismo
testado, falleció tan sólo seis días más después a las dos de la
tarde.
Palomino
sigue describiendo en su biografía que el cuerpo de Velázquez fue
amortajado con el uniforme de la Orden de Santiago (que se le había
impuesto el año anterior y que le había supuesto una obsesión y
que suponía el ennoblecimiento de su familia), es decir, con capa,
sombrero, espada, botas y espuelas incluidas. Según el biógrafo,
Velázquez pasó esa primera noche sobre su cama y después pasaron
su cuerpo a un ataúd forrado en terciopelo negro y con pasamanos de
oro. Al día siguiente, lo llevaron a enterrar a la Parroquia de San
Juan Bautista acompañado por los Caballeros Ayudas de Cámara del
rey.
Velázquez
fue enterrado con la pompa y boato que requería su cargo. Palomino
detalla que el ataúd fue colocado en el túmulo de la capilla mayor
para el responso y que a los lados había doce baldones de plata con
hachas y un gran número de luces e “hizose todo el oficio de su
entierro con gran solemnidad con excelente música de la Capilla
Real, con dulzura, y compas, y el número de instrumentos y voces que
en tales actos, y de tanto gravedad se acostumbra. Asistieron muchos
Títulos, y Caballeros de Cámara, y criados de su Magestad”
Plaza
de Ramales, donde estuvo ubicada la iglesia de S. Juan Bautista
|
Después
de las exequias fúnebres varios caballeros le portaron en hombros
hasta la bóveda de la iglesia depositándole en el lugar donde su
amigo Gaspar de Fuensalida le había dejado un lugar al lado del que
sería también su último lugar de descanso.
Su
cuerpo desaparecido
La Iglesia
de San Juan Bautista fue una iglesia que se encontraba ubicada
en la actual Plaza de Ramales de Madrid y que fue edificada en el
siglo XII.
La
iglesia fue demolida durante el mandato de José Bonaparte con
el objeto de realizar la ampliación de la plaza, y ejecutando un
plan de urbanismo que dejaba vía libre del Palacio Real a la Puerta
del Sol.
El
caso es que en esta iglesia que estaba enterrado Velázquez, al
derribarla, su cuerpo también desapareció y aún no se han
encontrado sus restos.
●Ruta
66: La carretera más legendaria de Estados Unidos.
La
historia de la mítica Ruta 66 está ligada a la fiebre del oro en
Estados Unidos, ya que unía la Costa Este y la Oeste por carretera.
Sus
4.000 kilómetros de recorrido han sido inmortalizada en multitud de
ocasiones en películas, libros y canciones.
La
madre de todas la carreteras
En
el siglo XIX la única vía de comunicación entre la Costa Este y
la Costa Oeste era la marítima. Había que hacerlo embarcando en
algún velero o vapor de línea y contornear el continente, bajando
hasta su extremo austral y doblar el terrorífico Cabo de Hornos.
Pero
la llamada “fiebre del oro” en las tierras del este requerían
un transporte más rápido y eficaz para los cada vez más numerosos
emigrantes del lado oeste que sucumbían a esa llamada.
En
1867 se inauguraría la línea de ferrocarril transcontinental, una
obra épica que, sin embargo, tampoco bastó para satisfacer la
demanda de viajeros deseosos de probar fortuna en la Costa Este.
Sería
a principios del siglo XX cuando se acometió la puesta en marcha de
una red de carreteras. La que sería columna vertebral del
transporte por carretera en Estados Unidos se llevaría a cabo
gracias a la iniciativa de un empresario de Oklahoma, Cyrus Avery,
que fundó en 1925 la AASHO (American Association of State Highway
Officials).
Se
trataba de lo que luego se conocería como red de carreteras
interestatales y que se vertebraron a raíz de una Gran Ruta
Diagonal, que partía desde los Grandes Lagos y atravesaba ocho
estados para llegar hasta el Pacífico. Así nacía la Ruta 66 o
carretera madre, que tantos viajes y vivencias ha inspirado.
El
tráfico creció en la carretera debido al amplio territorio que
cubría. Gran parte del trazado de la carretera era esencialmente
llano lo que hizo que fuera una popular ruta de camiones así como
la principal ruta de viaje para muchas familias granjeras
(principalmente de Oklahoma, Kansas y Texas) para trabajar en la
agricultura en California que partían debido a las grandes sequías
de los años 30.
Durante
la Gran Depresión supuso un alivio para las poblaciones localizadas
a lo largo de la carretera. La Ruta 66 pasaba a través de numerosas
ciudades pequeñas, y con el crecimiento del tráfico en la misma,
ayudó a posibilitar el auge de negocios (principalmente estaciones
de servicio, restaurantes, talleres de reparación, etc.).
La
construcción
Se
tardó doce años en construirla, quedando totalmente pavimentada en
1938. Pero durante su construcción creció sin cesar.
Contrariamente
a la creencia generalizada, la Ruta 66 nunca llegó al océano;
acababa en lo que era el inicio de la U.S. 101, lo que es hoy la
intersección de Olympic Boulevard con Lincoln Boulevard. Nunca
estuvo en la intersección de Ocean Boulevard con Santa Monica
Boulevard.
En
los años 30 sostuvo la economía de las zonas que la carretera
atravesaba. La gente que prosperó durante la creciente popularidad
de la carretera fue la misma que años más tarde luchó por
mantenerla viva
Ya
en los años 40 la Ruta 66 se llenó de vehículos militares ya que
se convirtió en la principal vía de comunicación para el
transporte de material y tropas hacia la Segunda Guerra Mundial.
Además hubo más emigración hacia el oeste debido a las industrias
bélicas en California. A resultas de este uso intensivo de
vehículos pesados, el firme de la carretera quedaría seriamente
dañado. La Ruta 66, ya popular y totalmente pavimentada, se
convirtió en uno de los principales itinerarios del país.
Pero
la mayor saturación de la carretera más famosa de Norteamérica
llegaría con el boom del automóvil de los años 50. Cientos de
miles de familias veraneantes con destino a Los Ángeles y deseosas
de estrenar sus flamantes coches y visitar los numerosos y nuevos
Parques Nacionales que jalonaban la ruta, colapsaron el tráfico de
una vía que no estaba diseñada par los tiempos modernos.
La
carretera atravesaba el desierto de Arizona y cerca del Gran
Cañón. El cráter de Arizona fue otra parada popular. Este
elevado incremento del turismo hizo prosperar rápidamente todo tipo
de atracciones a lo largo de la carretera incluyendo moteles y
tiendas de curiosidades. También marcó el nacimiento de la
industria de la comida rápida, como el primer McDonald´s en San
Bernardino (California).
Todo
ello reafirmó la reputación de la Ruta 66 como el casi perfecto
microcosmos de la cultura angloamericana forjada a través del
automóvil.
Gran
parte de la carretera en sus inicios, como muchas otras en aquellos
tiempos, era de grava y tierra, hasta que estuvo completamente
pavimentada en 1938. Aunque la mayor parte era un trazado llano,
varios tramos eran peligrosos, más de una parte de la carretera fue
apodada como "Bloody 66" (Sangrienta 66) y gradualmente se
trabajó para rectificar esos tramos eliminando curvas peligrosas.
Sin embargo uno, a través de las Black Mountains de Arizona,
estaba lleno de curvas en horquilla pronunciada y cuestas empinadas
a lo largo de todo el trazado.
La
Ruta 66 fue modificado varias veces, sobre todo alrededor de grandes
ciudades mediante circunvalaciones o cinturones periféricos que
permitieron a los viajeros evitar los atascos del tráfico urbano.
Abandono
y recuperación
Terminada
la Segunda Guerra Mundial se inició un programa de trazado y
construcción del Interstate Highway System, para racionalizar las
comunicaciones entre los estados. La tupida red se finalizó
definitivamente a principios de los años 90.
Pero
ya desde 1984 fue posible viajar por autopista de Los Ángeles hasta
Chicago por autopista en poco más de 30 horas, lo que significó el
brusco abandono de la Ruta 66 como vía de comunicación de costa a
costa.
El
abandono fue literal, ya que progresivamente las señales de tráfico
fueron desapareciendo y algunos tramos de la carretera se fueron
difuminando al paso de los años incluso hasta desaparecer.
La
U.S. 66 (Ruta 66) fue descatalogada (es decir, oficialmente retirada
de la Red de Carreteras de Estados Unidos) el 27 de junio de
1985 después de decidirse que la carretera ya no era relevante
y haber sido reemplazada por la Red de Autopistas Interestatales de
Estados Unidos.
Pero
otra vez la iniciativa privada salvó a la histórica carretera de
perderse para siempre. Ángel Delgadillo fundó en 1987 la Arizona
Route 66 Association para su recuperación siendo posteriormente
ayudado por los nostálgicos de otros estados.
El
resultado ha sido la total recuperación de una carretera que se ha
convertido de nuevo en Meca para los turistas, viajeros y rebeldes
moteros.
En
1990, se fundaron de manera independiente las Asociaciones de la
Route 66 en Arizona y Misuri. Otros grupos de otros estados de la
Ruta 66 les siguieron. El mismo año, el Estado de Misuri declaró a
la Ruta 66 "State Historic Route" (Ruta Estatal
Histórica).
La
Ruta 66 dio su nombre a una compañía y también fue inmortalizada
en la literatura (John Steinbeck en Las uvas de la ira) , la música
pop (la canción “Get you Kicks on Route 66” de Bobby Troup la
convertirían en éxito Nat King Cloe, Chuck Berry y fue grabada
también por los Rolling Stones y Maniatan Transfer entre otros) y
en series de televisión. Equipos de baloncestos llevan su nombre y
varios negocios están asociados con la Ruta 66 porque están cerca
o en ella.
A
la Ruta 66 se la ha llamado de muchas maneras como sobrenombre: El
Gran Camino Diagonal; La calle principal de América; o La Carretera
Madre, entre otros.
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