¿Es la copia una "no obra de arte"?
Los museos de reproducciones han vivido un largo descrédito porque, en el siglo XX, la idea de arte se basó en el aura del objeto único y auténtico, considerando a la copia como una práctica indigna. Pero este fenómeno se está invirtiendo, y asistimos a la "revolución" de la copia. El maping en la pintura mural, el pixelado en el óleo y en particular en la escultura en la que el modelo original se hace en arcilla o cera nos llevan cuando menos a un replanteamiento de este "falso problema".
A finales del XIX, grandes capitales europeas como París, Londres o Berlín, crearon museos de copias, inspiradas en una utopía educativa: reunir las obras maestras de todas las civilizaciones. En España contamos con una sala en el Museo Nacional de Escultura de Valladolid. Acercar la multitud al arte es una idea loable y digna como lo es la ópera en streaming subtitulada.
Laocoonte, vaciado en yeso. Original Museo Vaticano.
La obra describe la venganza de los dioses contra el sacerdote troyano por intentar disuadir a sus compatriotas a aceptar el caballo de Troya. La escultura recoge el momento supremo de violencia y agonía cuando la espiral de las serpientes se enrosca en sus cuerpos, convertida en un "exemplum doloris".
En el año 1453, los turcos toman la ciudad de Constantinopla. El comercio entre Europa y Oriente se ve seriamente afectado. Los europeos exploran otras rutas para satisfacer su necesidad de oro, plata y especias.
Los portugueses habían recorrido la costa atlántica africana hasta Cabo de Buena Esperanza. Nadie se había adentrado en el océano Atlántico por falta de naves apropiadas. La carabela, resistente a las altas olas, los vientos, las corrientes; con gran capacidad de carga de víveres y para aproximarse a las playas, fue el navío capaz para acometer nuevas aventuras.
Los navegantes necesitaban instrumental que les permitiera orientarse en el mar. Crearon la brújula, las cartas de navegar, los portuarios y el astrolabio. En este contexto apareció Cristóbal Colón, un marino genovés que creía que era posible llegar a las Indias Orientales (regiones del sur y del este asiático; actualmente India, Japón y China) por la ruta del oeste, es decir, atravesando el océano Atlántico. Este proyecto se sustentaba en la tesis de que la Tierra era un cuerpo esférico. Aunque esta idea ya estaba difundida en los círculos instruidos, las supersticiones y creencias populares aseguraban que la Tierra era más o menos plana y que estaba sostenida por cuatro columnas, cuatro tortugas o cuatro elefantes.
El 17 de abril de 1492 se firmaron las Capitulaciones de Santa Fe o documento contrato que estipulaba las condiciones en que Cristóbal Colón haría el viaje descubridor. Se le reconocen diversos privilegios y recompensas a cambio de la adquisición de la Corona de las tierras que se proponía descubrir.
Se le otorga el título de Almirante de la Mar Océana en forma vitalicia y hereditaria.
Se le nombra Virrey y Gobernador de todos los territorios que descubra.
Se le reconoce la décima parte de todas las riquezas y ganancias que se obtengan.
Se le admite el derecho a participar en la octava parte de los costos y ganancia de cualquier futura expedición a las tierras descubiertas.
Con este y otros documentos capitales, se dirigió a la villa de Palos de la Frontera a preparar la flota descubridora.
La hazaña del Descubrimiento despierta el entusiasmo de los reyes, que, ahora sí, se muestran dispuestos a financiar una auténtica expedición colonizadora.
El 25 de septiembre de 1493, Colón sale de Cádiz con 17 naves a su cargo.
En virtud de una bula papal, Portugal y España se repartían el norte y el sur, respectivamente, del Océano Atlántico. Portugal pretende revisar el tratado y reclama las tierras que estén a menos de 370 leguas de la península. Los reyes piden a Colón que sitúe en el mapa las nuevas tierras. Una vez que los reyes supieron que lo descubierto se hallaba mucho más allá del las reclamaciones lusas, el 7 de junio de 1494 firmaron el Tratado de Tordesillas.
El 3 de agosto de 1492, la Armada Colombina parte del puerto de Palos rumbo a las Islas Canarias. Cristóbal Colón, almirante, iba al mando de la Santa María, mientras que los hermanos Pinzón, Vicente Yáñez y Martín Alonso, capitaneaban la Niña y la Pinta, respectivamente.
Una vez en el archipiélago, hacen la primera escala de su travesía y acometen algunas mejoras y reparaciones en las naves. El 8 de septiembre parten desde la Gomera rumbo a Occidente.
El día 8 de septiembre comienza la verdadera aventura para la flotilla colombina. Partiendo desde la Gomera, la Pinta, la Niña y la Santa María se adentran en el Atlántico con la intención de llegar a las Indias. Poco sabían de lo que les esperaba: tormentas, rebeliones y el peso de la incertidumbre. Todo esto cambiaría el 12 de octubre de 1492, cuando Rodrigo de Triana avista tierra. Era la isla de Guanahaní, que fue rebautizada como San Salvador.
Durante dos meses, las naves colombinas exploraron las islas caribeñas sin saber que pisaban un continente nuevo.
A finales de noviembre se separa Martín Alonso Pinzón con la Pinta. La Santa María embarranca la noche de Navidad. Como regalo de Reyes, la Pinta aparece el 6 de enero para, unos días después, partir juntas de regreso.
De regreso a Europa, la Pinta y la Niña se ven envueltas en una serie de tormentas que las obligan a separarse de nuevo. Martín Alonso es el primero en llegar a España, el 1 de marzo, al puerto gallego de Bayona. Tras un pequeño incidente diplomático en las Azores, la Niña capitaneada por Colón, avista Lisboa el 4 de marzo. Más tarde, el 15 de marzo, unos por la mañana y otros por la tarde, llegan al puerto de Palos, aunque el Almirante pronto tomaría rumbo a Barcelona para ser recibido por los Reyes.
La carabela Pinta
La nave del capitán Martín Alonso Pinzón, al igual que la Niña fue aportada por los marineros de la zona como pago de una condena pendiente desde la última guerra entre Portugal y Castilla finalizada con el tratado de Alcazobas-Toledo en 1479 cuando unos marineros se saltaron los límites con el país vecino lo que sirvió a los Reyes Católicos para la expedición colombina. Perteneció al cántabro Gómez Rascón y al palermo Cristóbal Quintero quizá de procedencia norteña y atracada en la rivera de Moguer.
Inicialmente no elegida por Colón al tener otras dos naves, fue la intervención de Martín Alonso Pinzón lo que hizo que se decantase por las carabelas Pinta y Niña.
Fue la nave más rebelde de las tres. En los primeros días tuvo que soportar el posible sabotaje de sus dueños que habían manipulado el timón, aunque su capitán consiguió llegar a Canarias donde se reparó. Posteriormente, ya en el Nuevo Mundo, Martín Alonso, decidió hacer sus propias américas y en el viaje de regreso, cerca de las Azores volvió a separarse por las tormentas de su ruta.
La Nao Santa María. La capitana
Alquilada a Juan de la Cosa gran marinero y cartógrafo cántabro que residía en el Puerto de Santa María fue apodada como la "Gallega" lo que da una idea sobre el lugar de su posible construcción alrededor de 1480.
Este tipo de barcos eran conocidos como los panzudos del norte. Tenía más capacidad de carga que las carabelas y era la única con camarote o chupeta para uso exclusivo de Cristóbal Colón.
En la tarde noche del 24 de diciembre encalló en bahía Caracol (costa norte de la Isla de Santo Domingo). Se logró sacar gran parte de sus provisiones y se aprovechó la madera para construir el primer asentamiento europeo en tierras americanas: "El fuerte de Navidad". Colón dejó allí a 39 hombres regresando en la carabela Niña.
La carabela Niña
La más rápida y pequeña, pero la única que realizó 3 de las 4 expediciones de Colón a América. Ligera, fácil de maniobrar y rápida en su navegar. En el primer viaje regresó como la capitana de la expedición tras la pérdida de la Santa María.
Construida en 1488 en la rivera de Moguer, con el nombre de Santa Clara fue apodada como la Niña, al ser propiedad de los hermanos Niño. Como buena carabela, la Niña en su construcción es la más portuguesa con gran parecido a un cárabo, pequeña embarcación habitual en el Mediterráneo y que los portugueses copiaron, ampliaron y añadieron velas. Su capitán fue Vicente Yáñez Pinzón y sirvió como modelo para la construcción de la primera carabela en tierras americanas.
¿Qué es la ortodoxia?
"La Iglesia Ortodoxa de Oriente considera que solamente aquellos que viven de manera ascética, cuyas almas están imbuidas con la gracia del Espíritu Santo, son capaces de formular correctamente todo lo relacionado con la fe y la teología. Al contrario, la Iglesia Occidental confía solamente en los que tienen sus mentes repletas de conocimiento secular. Ésta es la principal diferencia entra las dos Iglesias. Por un lado esto demuestra la persistencia de los ortodoxos en la inspiración e iluminación del Espíritu Santo y, por el otro, manifiesta la creencia de los occidentales en el poder de la mente y el racionalismo. Es decir, la diferencia está entre la creencia en lo sobrenatural y divino, y en la racionalización de todo. Por una lado hay una Iglesia orientada a la revelación, a Dios, y por el otro, hay una organización secular que es cristiana solamente en nombre". Pedro A. Botsis "¿Qué es la Ortodoxia?"
La religión es el signo más significativo del judío a lo largo de la Historia. Es el nexo de unión entre los distintos grupos y el motor que impulsa su vida diaria, sus costumbres y sus celebraciones. El judaísmo se basa en la Torá (Ley, Pentateuco, los cinco primeros libros de la Biblia), en la Misná (siglo II d.C.) y en el Talmud (sglo VI d.C.).
Los rabinos hasta nuestros días interpretan esa normativa a sus respectivas comunidades. La sinagoga es la institución que da vida a estos conocimientos.
El judío al octavo día de su nacimiento es circuncidado y a partir de ese momento queda oficialmente convertido en miembro de la comunidad. Toda su vida se va a desarrollar dentro de un marco cúltico.
Desde niño estudia la Torá, y aprende a venerar todo lo que le sirve de soporte, los rollos en que está escrita, el lugar en el que se guarda el arón ha-godes, y los adornos con que se embellece: mantos, coronas, pináculos, punteros, fajas, estuches para guardarla, etc. Conocerá que solo personas piadosas pueden escribir estos rollos y que un ritual estricto preside su realización. Sabrá que además de la Torá y el Talmud existen otros libros: los llamados neb' im (profetas, divididos en mayores y menores), los ketubim (escritos) que comprenden los cinco meguillot o rollos: Cantar de los Cantares, Rut, Lamentaciones, Eclesiastés y Ester, y los libros poetico sapienciales: Salmos, Proverbios, Job y otros de carácter histórico: Esdrás, Nehemías y Crónicas. En su aprendizaje le indicarán la existencia de la ley oral recogida en la Misná que junto con su comentario o Guemará constituyen el Talmud que regula minuciosamente la vida del hombre judío.
Según Judá ha- Leví, poeta hispanojudio de siglo XI en su obra "Kuzari" el judío vive el año litúrgico donde en cada momento del mismo hay un punto importante.
"Todas las horas del día están orientadas a los tres tiempos de oración que realiza en la sinagoga": la saharit (oración por la mañana), la minhá (oración de la tarde) y la ma' arib (oración vespertina). Para la más solemne que es la de la mañana colocará sobre su cabeza un casquete o kippá, el manto o tallit y unas filacterias o tefillin en su frente y en su brazo. El elemento más importante de los tres oficios es la oración o tefillá llamada también amidá por recitarse en pie. Asimismo en el acto sinogal se incluye la semá que es la confesión de la fe judía y que se recita antes de la tefillá. Cada uno de los oficios empieza y termina con el qaddis oración similar al padrenuestro cristiano.
"La semana en el sábado, sabat (descanso)" cuya celebración ha sido uno de los preceptos más observados por el judío y que ha señalado su identidad, "el mes en el día de la Luna Nueva, yom ha- hodes", "los tiempos del año en las tres fiestas de peregrinación, salos ha regalim", porque existía en la antigüedad la costumbre de celebrarla peregrinando a Jerusalén.
Son estas fiestas: Pascua (Pesah), la de las Cabañuelas (Sukot), y la de las semanas (Sabuot).
"Todo el ciclo litúrgico en el Día del Perdón (Yom Kipur)".
A estas fiestas se han unido otras que recuerdan algún hecho histórico-milagroso del pueblo judío: la de las luces (Hanuká), la de las Suertes (Purim), o la que conmemora el ciclo de la naturaleza, (Tu- bisbat).
Otros momentos importantes de la vida del hombre judío son: el de su mayoría de edad religiosa, bar misvá, que se celebra al cumplir los trece años. A partir de este momento participa en los actos religiosos y está sometido a la Ley.
Una ceremonia importante es la del matrimonio denominado quidusin, que aparece rodeado de curiosas tradiciones según la zona donde se realiza.
Asimismo la muerte y el luto incluyen una serie de complejas ceremonias y rituales en torno al cadáver hasta el momento en que éste es enterrado y a lo largo del primer año que dura el luto oficial.
Igualmente el hombre judío se ha caracterizado por el cumplimiento de determinadas prescripciones dietéticas. La comida elaborada de acuerdo con éstas se denomina kaser, que hace referencia no solo al alimento en sí mismo sino a la forma de prepararlo. En la Biblia se establecen los alimentos permitidos y los no aptos. Se puede consumir carne de mamíferos rumiantes que tengan la pezuña hendida, Lev 11, 1-3, de peces que tengan escamas y aletas, Lev 11, 9-11 y de todas las aves, excepto las que se indican en Lev 11, 13-19.
Está prohibido el consumo de todo tipo de insectos y reptiles, Lev 11, 20 y 41.
Se excluyen de la alimentación la carne de cerdo y de otros mamíferos como el caballo, el conejo, la liebre.
De los productos del mar están prohibidos los moluscos y mariscos. Asimismo se prohíbe ingerir sangre, Lev 17, 12. Como consecuencia de ello hay que sacrificar a los animales destinados al consumo de una forma determinada. Este tiene que estar sano y no tener defecto. Su sacrificio no se hará de forma violenta y debe ser totalmente desangrado. Igualmente está prohibido comer grasa de los animales y mezclar la carne con los productos lácteos Ex 13, 19 y 34, Dentro 14, 21. A este fin se suele disponer de utensilios distintos en la cocina para su elaboración y cubiertos especiales para las dos clases de alimentos.
También el calendario judío presenta una serie de variantes con respecto al calendario juliano. El judío es lunisolar ya que los meses empiezan con la luna nueva y duran 29 o 30 días mientras que el año es solar y tiene generalmente 12 meses. El desfase entre el año solar, 365,25 días y el lunar 12 meses, 354 días se corrige añadiendo un mes a determinados meses. Este ajuste permite que las festividades se celebren siempre en la estación correspondiente.
En cuanto al cómputo de los años, el judaísmo toma como punto de partida el de la creación del mundo que según la tradición rabínica tuvo lugar en el año 3760 a.C. Así el año 2003, es el 5763.



