“Personalmente,
la definición que me parece menos imperfecta, por ser la más
amplia, es la siguiente: el mito cuenta una historia sagrada; relata
un acontecimiento que ha tenido lugar en el tiempo primordial, el
tiempo fabuloso de los comienzos. Dicho de otro modo: el mito
cuenta cómo, gracias a las hazañas de los Seres Sobrenaturales, una
realidad ha venido a la existencia, sea ésta la realidad total, el
Cosmos, o solamente un fragmento: una isla, una especie vegetal, un
comportamiento humano, una institución. Es, pues, siempre el relato
de una creación: se narra cómo algo ha sido producido, ha
comenzado a ser. El mito no habla de lo que ha sucedido realmente, de
lo que se ha manifestado plenamente. Los personajes de los mitos son
Seres Sobrenaturales. Se les conoce sobre todo por lo que han hecho
en el tiempo prestigioso de los comienzos. Los mitos revelan,
pues, la actividad creadora y desvelan la sacralidad (o simplemente
la sobre-naturalidad) de sus obras. En suma, los mitos
describen las diversas, y a veces dramáticas, irrupciones de lo
sagrado (o de lo sobrenatural) en el Mundo. Es esta irrupción
de lo sagrado la que fundamenta realmente el Mundo y la que le hace
tal como es hoy día. Más aún: el hombre es lo que es hoy, un ser
mortal, sexuado y cultural, a consecuencia de las intervenciones de
los seres sobrenaturales. -Mircea Eliade-
El
propósito del mito no es entretener, sino brindar una explicación
al sentido de la vida, no procura como la ciencia dar explicaciones
racionales y lógicas a los fenómenos, sino dar explicaciones
mágicas y fantásticas. No es un cuento para entretenernos, ni una
leyenda. La leyenda pretende narrar de forma folclórica un acontecimiento histórico, pero el mito intenta explicar el origen
del mundo y de sucesos que se escapan a nuestro entendimiento.
El símbolo es la representación gráfica de un concepto, es el elemento que por convención o asociación se considera representativo de una idea, de una entidad o de una condición. Las ostras, conchas marinas, caracolas...forman parte de las cosmologías acuáticas y del simbolismo sexual. Hay una concentración de fuerzas del Agua, la Luna y la Mujer: semejanza entre la concha marina y los órganos genitales femeninos y sus relaciones con las aguas y la luna (humedad vaginal de la mujer y ciclo menstrual). El simbolismo de las conchas se encuentra en ritos agrarios y nupciales y la perla que se forma en las conchas se consideró siempre una fuerza generatriz que le confiere un valor de elemento sagrado, y por ello está presente en los adornos que embellecen a la mujer.
El símbolo es la representación gráfica de un concepto, es el elemento que por convención o asociación se considera representativo de una idea, de una entidad o de una condición. Las ostras, conchas marinas, caracolas...forman parte de las cosmologías acuáticas y del simbolismo sexual. Hay una concentración de fuerzas del Agua, la Luna y la Mujer: semejanza entre la concha marina y los órganos genitales femeninos y sus relaciones con las aguas y la luna (humedad vaginal de la mujer y ciclo menstrual). El simbolismo de las conchas se encuentra en ritos agrarios y nupciales y la perla que se forma en las conchas se consideró siempre una fuerza generatriz que le confiere un valor de elemento sagrado, y por ello está presente en los adornos que embellecen a la mujer.
En
el origen de la concha de Santiago, el novum
es que mito, leyenda y símbolo se unen en un mismo relato.
Encontramos los elementos que definen al mito: seres
sobrenaturales
que nos desvelan una sacralidad, algo numinoso; de la leyenda: un
acontecimiento folcklórico; y del símbolo: la representación
gráfica de una aparición milagrosa. Lo sagrado, el cadáver del
Apóstol, penetra en la tradición oral de la mano de una leyenda:
una boda importante de personas con prestigio y poder, y encuentra su
símbolo en la concha venera, como fuerza generatriz del agua y de la
mujer (la novia).
“Los
discípulos que traían el cadáver del Apóstol Santiago desde
Judea, al llegar a la altura de las Islas Cíes en la entrada de la
actual ría de Vigo advirtieron que en la orilla se estaba
celebrando en ese momento una boda.
El
padre de la novia, el Señor de la localidad de Maia, había decidido
citar en su propiedad a la familia del novio que había venido desde
la localidad de Gaia.
Uno
de los juegos que se estaban celebrando durante la fiesta consistía
en montarse a caballo y galopar mientras el jinete impulsaba al aire
una lanza para tratar de recogerla antes de que cayera al suelo.
Cuando le tocó el turno al novio, el joven lanzó su caña de tal
modo que ésta se desvió hacia el mar y se introdujo en las aguas
para no perderla.
Desaparecidos
caballo y caballero, los testigos vieron asombrados cómo ambos
reaparecían más lejos, al lado de la barca que transportaba al
Apóstol y que se estaba acercando a la costa. El intrépido
caballero se dispuso a saludar a los navegantes y se dio cuenta que
tanto él como su caballo tenían muchas conchas de vieira encima.
Los
discípulos de Santiago interpretaron semejante recibimiento como un
milagro
indudable e invitaron al novio a subir a bordo. Mientras los
participantes en la boda esperaban expectantes, el joven y los
discípulos estuvieron hablando de lo ocurrido. A resultas de ello el
joven decidió convertirse al cristianismo.
Los discípulos interpretaron que ese
milagro debería de ser perpetuado de alguna forma por lo cual
decidieron que todos aquellos que fueran a ir en peregrinación a
venerar el cuerpo del apóstol, deberían de llevar una concha de
vieira con ellos”
Fuente
Pero
la simbología de la concha venera no se agota en esas fuerzas
generatrices, “Aymeric al explicar la simbología de la concha de
vieira, dice que las dos valvas representan los
dos mandamientos de la caridad
(amor a Dios y al prójimo), y que la forma exterior de la concha,
que recuerda los dedos de una mano, significa las buenas obras en las
que debe preservar su portador. Podríamos decir, pues, que, con
concha o sin ella, si el peregrino vuelve a su hogar reconociendo el
don recibido y fortalecido en su deseo de hacer el bien, la
peregrinación a Santiago habrá surtido su efecto:” Fuente.
También
la concha de Santiago es emblema simbólico de iniciación de un
camino como la pata
palmeada de una oca,
así como de su final toda vez que cuando regresaban a sus pueblos de
origen, los peregrinos llevaban consigo la venera
como reconocimiento de haber hecho el Camino. Recordemos
también que se atribuye la fundación de la ciudad de Noia a los
descendientes de Noé y su hijo Jafet tras el diluvio, y que su
escudo lleva el Arca como seña de identidad.
Todos
los expertos que han escrito sobre el Camino de Santiago están de
acuerdo en un punto: hubo una ruta anterior al fenómeno de la
peregrinación que conducía a gentes de toda laya y condición, al
Finisterre, al Ara
Solis, a
la muerte temporal del Sol, en un viaje de este a oeste por la
Galicia mística de los viejos cultos al Sol y a la piedra.
Galicia
es la Ítaca del Camino jacobeo según Sánchez Dragó, quien además
ve en ese viaje iniciático, una reconstrucción del mito de Osiris.
El
Camino hoy como antaño es un camino de transformación, de luz
interior, o no es. Y
toda transformación exige un morir
para
renacer renovado. El Camino por tanto es un viaje de oca
a oca que
va desde la visita a la tumba del Apóstol Santiago el Mayor hasta la
tumba del sol engullido por el Mar
Tenebroso,
donde se creía que iban las almas cuando se morían, una metáfora
de la vida y de la muerte sin duda. Galicia es el país de los
muertos, la frontera entre el mundo
terrenal,
el infierno
que
se encontraba donde el sol se escondía, y el edén,
ultreia
los
mares. Perfecta weltanschauung
(visión
del mundo) cristiana de la Edad Media. Vid.
Ahí
radica tal vez el hecho de que la vieira, pese a no ser un símbolo
crístico
y pese a que no se encuentra de manera natural fuera de la costa, se
haya impuesto como atributo inconfundible del Apóstol y como símbolo
del Camino de Santiago por su profundo significado ultreia
del Mar Tenebroso camino del edén.
Recordemos
que en la iconografía del Apóstol lo vemos bien como líder militar
a caballo en la Batalla de Clavijo, o bien como humilde peregrino
mensajero de Cristo con su concha venera.
Pero
tal vez, desmitificando el
símbolo
y en lectura antropológica de la cultura como explicación, podamos
pensar en la abundancia de este molusco al igual que ocurre con los
ramos de palmera en Tierra Santa, y en la industria asociada de su
actividad artesanal y su importante mercado en la ciudad de Santiago
que comercializaba las conchas con monopolio y cuya venta estaba prohibida fuera de esta ciudad bajo amenaza de
excomunión de la Iglesia Católica, como otra razón añadida o como
explicación etic.
Sea
como fuere, en el Camino de Santiago (no confundir con el Camino
a Santiago), lo importante es la meta, el abrazo
al Apóstol,
por ello: “Desde
que la peregrinación a la Tumba de Santiago, surgida espontáneamente
a lo largo de los siglos IX y X, se institucionalizó para
determinadas consideraciones sociales y religiosas, fue necesario
acreditar haberla cumplido. Para ello, primero se utilizaron las
insignias que se adquirían únicamente en Santiago consistentes en
la venera o concha de vieira.
Es
fácil deducir la facilidad de falsificar esta rudimentaria
certificación. Falsificación que se dio efectivamente, obligando a
los prelados de Compostela y al mismísimo Papa a decretar penas de
excomunión contra los falsificadores. Más eficaz, por ser más
difíciles de falsificar, fueron las llamadas cartas
probatorias,
que
ya se expedían en el siglo XIII. Estas cartas
son
el origen directo de La
Compostela”.
Fuente.
Es
decir, que al peregrino que llegaba a Santiago de Compostela, se le
entregaba un pergamino que confirmaba su periplo
y se le colocaba en la indumentaria la concha de vieria como metáfora
y forma de recordar su
Camino
y reafirmarse en la fe del bautismo con una concha tomada de las
aguas marinas.
Recordemos que el bautismo en sentido etimológico significa
sumergirse en las aguas para volver a la superficie renacido, y que
entre los ritos de los peregrinos en la Edad Media, era frecuente
intercambiar las conchas
ganadas
en señal de fraternidad cristiana.
Debemos determinar pues, que la concha era un accesorio que tan solo deberían
portar aquellos peregrinos a modo
de condecoración que
ya hubieran alcanzado su meta: Santiago
de Compostela y
que ya estuvieran de regreso a su lugar de procedencia.
El pectem
maximus (nombre
científico de la venera) pasó a denominarse igualmente
pectem jacobaeus en
reconocimiento de la taxonomía al Apóstol.
Y para terminar hay que hacerlo por donde hay que empezar y viceversa. La concha de Santiago es el símbolo del Camino en peregrinación a la tumba del Apóstol, y la pregunta es siempre la misma, ¿está allí enterrado Santiago el Mayor? Donde la filosofía y la ciencia no llegan, poesía. Frente a la desacralización, la desmitificación y el ¿rigor histórico?, el argumento de Tertuliano: credo quia absurdum. Cuanto menor apoyo racional se tenga, mayor ha de ser la fe. En este caso, en palabras de Lola Quiroga, cuando muevo montañas, recupero la fe. Y esas montañas en el Camino son poesía bajo las nubes. Buen Camino...y no olvide su venera, a la vuelta.
Y para terminar hay que hacerlo por donde hay que empezar y viceversa. La concha de Santiago es el símbolo del Camino en peregrinación a la tumba del Apóstol, y la pregunta es siempre la misma, ¿está allí enterrado Santiago el Mayor? Donde la filosofía y la ciencia no llegan, poesía. Frente a la desacralización, la desmitificación y el ¿rigor histórico?, el argumento de Tertuliano: credo quia absurdum. Cuanto menor apoyo racional se tenga, mayor ha de ser la fe. En este caso, en palabras de Lola Quiroga, cuando muevo montañas, recupero la fe. Y esas montañas en el Camino son poesía bajo las nubes. Buen Camino...y no olvide su venera, a la vuelta.
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