"Retuitear no le hace daño a nadie, pero tanto ego sí". @Naomi_Her
La
tarifa plana en la telefonía es un logro de las mujeres, a los
hombres nos sobraban los
minutos.
Las relaciones impersonales de los chats
nos
permitió la única utopía humana posible, la de acercarnos al Otro
sin miedo, pero eligiendo a nuestros contertulios con arreglo a
nuestro marco de valores y fines perseguidos. Las Redes Sociales
terminaron por desbordarnos
con
la paradoja de que la ventana a la que nos asomamos expresando
nuestro ego, termina
perdiendo todo rastro de individualidad sometiéndonos al grupo y por
esta razón su crecimiento espectacular anida en la capacidad de
modelar nuestras vidas mediante el contagio de los roles y la
formación de estados de opinión. Vid.
Su esquema comporta dos aspectos esenciales: su capacidad de ser un
altavoz amplificado
y la de aglutinar amistades e intereses y opiniones comunes.
Ahora
bien, las redes están diseñadas para invitarnos a hablar de uno
mismo, de tus motivaciones, creencias, aficiones, etc. A fulanito
le gusta esto, ¿qué estás pensando?, escribe sobre ti, invita a
alguien a tu red... En otras palabras, hablo de mí y busco
intereses para mí, etimológicamente un puro monólogo y
no un compartir logos.
El
hábito de hablar
en lugar de escuchar,
es el triunfo subliminal del elemento masculino frente al universo
femenino, el castigo de la diosa Némesis a Narciso y a la ninfa Eco,
quien por entretener conversando
a Hera para que Zeus pudiera tener aventuras extraconyugales, fue
castigada a no tener voz propia y a repetir como un
loro
las últimas palabras que escuchase en boca ajena. Narciso se cansó
de escuchar su propia voz y desdeñó su amor, por lo que triste y
abatida, se diluyó en las montañas dejando su eco.
Por su parte, Narciso, embelesado en su propia imagen, se olvidó de
comer y beber muriendo de inanición a orillas de la fuente. Tal vez
este mito resuma la trampa
de las redes sociales: mujeres castigadas a no
ser escuchadas
y hombres ensimismados hablando de sí mismos que terminan
anoréxicos, es decir, metafóricamente, perdiendo su virilidad.
La
necedad y el mal producen exceso de información, o lo que es lo
mismo desinformación,
que junto al uso delictivo y difamatorio de la red son los dos enemigos en los que
se apoyan los liberticidas para que internet pierda su arquitectura
abierta. La
libertad siempre está en peligro.
El flujo informativo libre de internet está siendo utilizado por los
espías y los grandes poderes.- Vid.-
En tiempos de la libertad sexual al menos en los países
occidentales, ya no es necesario que la ninfa Eco tenga que dar
palique
a Hera para que Zeus se dé
su homenaje.
Es mucho mejor que Eco platique con Narciso y además tendremos un
happy
end del
mito. Donde está el peligro, la salvación también, sentenció
Hölderlin. Dejemos que el peligro nos aceche en forma de ira de Zeus
por no conseguir que Eco sea su cómplice, y permitamos que se pinte
los labios con carmín y se maquille para seducir a Narciso. En otras palabras, que la mujer se sienta escuchada y que el hombre descubra el universo femenino.
Facebook
es más femenino, tiene tarifa plana de caracteres e inserción de imágenes; por el contrario,
Twitter es más masculino, 140 caracteres sobran para
el rebuzno, el insulto, las amenazas y la impotencia
intelectual.
Las
etiquetas que incluimos en nuestros perfiles, nos etiquetan
y a menudo nos hacen perder el control de nuestros fines. Como
afirmaba Oscar Wilde, nadie escucha, tan solo espera su momento de
réplica, pero ese momento de réplica
me recuerda a Diógenes que dialogaba con su estatua para
acostumbrarse a la indiferencia humana, solo que la estatua de
Diógenes hoy es la foto de un animal, de un paisaje, de un
monumento, de un personaje etc., es decir de quien se aprovecha del
anonimato para difamar sin dar la cara.
Tal
vez haya que recuperar cierta dosis de nuestra mismidad.
Y es que al final, el viejo Aristóteles tenía razón, su
antropología perseguía la individualidad frente a la colectividad.
Que
Twitter (hemos convenido en que es más masculino)
se maquille y se pinte los labios de carmín, en otras palabras, que exija de cada tuitero su photoshop para que los 140 caracteres
sean el próximo logro de las mujeres: una
tarifa plana de palabras
del microblogging en favor de la racionalidad, el diálogo, la sabiduría, la poesía, la cortesía y todo lo excelso de lo humano.
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