El
Camino se recorría en la Edad Media con el auxilio de hospederías
monacales y hospitales siguiendo los preceptos de San Benito. Algunas
personas acogían en sus casas a los peregrinos, eran los hospitaleros
término que coloquialmente alude hoy en el Camino, a quienes atienden a peregrinos, caminantes y turigrinos
en
refugios y albergues
Vid.
El
renacer
del Camino tiene en publicaciones
y documentales de éxito, en el patrocinio de la Xunta de
Galicia y Asociaciones del Camino, y en la figura de Elías
Valiña a sus artífices principales. Pero el Camino se hace
con los pies
(aunque haya quien también lo haga en muchos tramos
con las ruedas)
y con las manos
de todas las personas que a lo largo de tu
camino
están ahí ayudándote y prestándote todo tipo de servicios.
En
la era de las Redes Sociales de Internet además, hay que valorar y
reconocer a los hospitaleros
digitales,
a esas personas que administran páginas y grupos, para alojar
a peregrinos en el albergue de las emociones y combatir sus miedos. El cuestionario de la Oficina del Peregrino para conseguir la compostela debería formular también otra pregunta: ¿qué, quién, cómo, dónde o cuándo tomó Usted la decisión de hacer el Camino? En otras palabras, con independencia de los motivos religiosos, de búsqueda, deportivos, culturales, turísticos...¿qué le hizo animarse a hacer el Camino?
Obviamente
no podemos establecer una causalidad
anudada al nuevo record
de llegada de peregrinos, caminantes y turigrinos a Santiago, pero sí
de que los hospitaleros
digitales,
para muchas personas constituyen como dirían los escolásticos, la
prima
volitio,
es decir la antesala del deseo de hacer el Camino, resuelta en
terminología tomista ex
aliquo amore,
como una fuerza de
amor por el Camino. Las
Redes Sociales enseñan como diría San Agustín a que gozar el
Camino es amarlo por sí mismo (amore
alicui rei intrahere propter se ipsam),
como una fruición antes de realizarlo. Frui
et amore.
Ese
es a mi juicio el novum
del fenómeno, la irrupción en el Camino de hospitaleros digitales al cuidado de las emociones y de
los miedos a modo de mamigrinas
protectoras. Los caminos del Señor y de nuestro Apóstol siguen siendo inescrutables. ¡Buen Camino!
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