Artículo
publicado en Diario
de un superviviente arruinado que comparto con Ustedes con la autorización del autor.
No,
aunque lo parezca por el título no lo es. Esto no es el argumento de
una película de Pajares y Esteso (dos genios), tipo: "Los
liantes", "Los bingueros", "El currante" o
la gran "Yo hice a Roque III". Esto no es ninguna película,
los pijomunistas son una nueva clase social española, la chachi, la
bienqueda, la que pita y, sobre todo, la que reparte ética y moral
allá por donde va. Un pijomunista es, normalmente, un treintañero,
hijo de papá y mamá de profesión liberal bien remunerada o del
alto escalafón del funcionariado público. Niños a los que nunca
les ha faltado de nada y que han sido educados en el "progresismo
izquierdista" de unos padres fieles a los conciertos de Aute,
Serrat o Víctor Manuel y Ana Belén.
Niños
que presumen de una dura vida que nunca han tenido y de una difícil
trayectoria personal o profesional, por la que nunca han pasado.
Niños que nunca han tenido que trabajar en la vida y que han
estudiado carreras de dudosa salida profesional, pero de exitosa
salida política. Niños que, además, han sido educados en la verdad
absoluta, la suya, y que van repartiendo a diestro y siniestro normas
de vida que nunca han probado en sus propias carnes. Niños, en
resumen, de vida fácil que han descubierto que presumiendo de lo
contrario, y con mucha labia, se pueden alcanzar las más altas cotas
del éxito político y económico.
Esos
niños, como tienen mucho desparpajo hablando, decidieron un día
fundar un partido, Podemos, con el que se dieron cuenta que habían
encontrado la gallina de los huevos de oro. Pero esa gallina no
estaba en haber fundado un partido con unas ideas claras y factibles,
esa gallina la encontraron en la forma de venderlo. Empezaron a
vender ese humo y tuvieron éxito, la gente les creyó. Ahora nos
encontramos con que esos niños, ya treintañeros, han alcanzado lo
que pretendían, su éxito personal y económico. Nos los encontramos
ya situados y con la jubilación de oro prácticamente asegurada,
embolsándose sueldos en una año que muchos jubilados no han
conseguido ganar en toda esa vida profesional y con defensores de su
causa totalmente entregados.
Niños
como Iglesias, como Errejón y como el gran Espinar con su último
escándalo. Casi todos ellos beneficiados por la Diosa fortuna de
conseguir una VPO, bien difícil de conseguir para otros, y de becas
para trabajos que nunca han cumplido. Pijomunistas sí, no el
"BorjaMari" que todos estábamos acostumbrados a ver.
Repartiendo a diestro y siniestro unas dosis de moralidad y de ética
que ellos no tienen, no han tenido y nunca tendrán. Unos jetas de la
vida, vaya.
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