“Alonso
Pérez de Guzmán, más conocido por Guzmán
el Bueno,
defendía la plaza tarifeña, entonces sitiada por los benimerines de
Marruecos. No encontrando los sitiadores la forma de vencerle por las
armas y teniendo cautivo al hijo del defensor de Tarifa, le
conminaron a rendir la plaza o, por contra, darían muerte al
indefenso niño. Y aquí surgió el hecho heroico, muestra de
abnegación y lealtad. Guzmán el Bueno asomado a los adarves de la
muralla se negó a entregar la plaza que el rey le había encargado
custodiar. Y para mostrar su determinación lanzó al campo agareno
su propio puñal, mientras que según un antiguo romance exclamaba:
«Matadle con éste, si lo habéis determinado, que más quiero honra
sin hijo, que hijo con mi honor manchado.»“
Fuente: Ayuntamiento de Tarifa.
Fuente: Ayuntamiento de Tarifa.
Guzmán el Bueno fue un
noble y militar leonés fundador de la casa de Medina Sidonia que
según la leyenda arrojó su propia daga a los sarracenos sitiadores
de Tarifa para que degollasen a su propio hijo antes que actuar con
deshonor y rendir la plaza. En León, su estatua está ubicada en la
plaza que lleva su nombre y por su posición estratégica recibe a
los visitantes que llegan a la ciudad por cualquiera de las
estaciones traspasado el puente de los leones insinuándoles: “si
no te gusta León por ahí se va a la estación”.
Rajoy y Pedro Sánchez
han lanzado también su puñal a los enemigos de la legalidad, la
Constitución y la Nación, pero no como un acto homérico, sino como
una suma de ego, cálculo electoral en el supuesto de que se tuviesen
que repetir las elecciones y en todo caso interés personal y de sus
organizaciones. El PSOE viene avalado por los pactos en los
Ayuntamientos con fuerzas antisistema que tanto espectáculo grotesco
y vergüenza nos están dando. No defienden la plaza España,
y están facilitando la entrada de secesionistas y liberticidas,
quienes no necesitan degollar a la niña de Rajoy
(scil. la famosa niña
del marketing electoral) porque han entrado con sus nannies
y abuelas por las puertas de
Barcelona y Madrid.
Rajoy
y Pedro Sánchez tampoco quieren ser los barberos de la paradoja de
Bertrand Russell quien demostró que la teoría de conjuntos formulada
por Cantor y Frege es contradictoria. Esta paradoja que hizo temblar
los cimientos de la lógica y de las matemáticas se solucionó
excluyendo los conjuntos
singulares (los
conjuntos normales son los que no se incluyen a sí mismos, y los
singulares son los que sí se contienen a sí mismos). Con esta
paradoja, Russell puso de manifiesto que nuestra lógica contiene
dentro de sí paradojas que consisten en que a partir de las mismas
premisas, se obtienen conclusiones contradictorias entre sí. (Al
final del artículo desarrollo, simbolizo y muestro la validez de
cada uno de los argumentos de la paradoja con el esquema de
abreviación utilizado).
La
Historia de ficción que da origen a la paradoja nos la expuso así
Russell: “Hace muchos años, en un lejano reino, había pocas
personas que su oficio fuera ser barbero. Para solucionar el
problema, el rey dictaminó que los barberos solo podían afeitar a
las personas que no podían afeitarse por sí mismas. Uno de esos
barberos, era el único en su comarca y le entró la siguiente duda:
“Como barbero no puedo afeitar al barbero de mi comarca, que soy
yo, porque entonces podría afeitarme a mí mismo. Pero entonces,
algún barbero debe de afeitarme, pero como soy el único que hay,
entonces no me puedo afeitar”.
El
Rey debe proponer que los barberos Rajoy y Sánchez solo puedan
afeitar a los diputados que no puedan afeitarse a sí mismos con el objeto de que pierdan en sus rostros todo tipo de miedos, deshonor, oportunismo y
complejos para defender con gallardía como Guzman el Bueno, el sitio
al Congreso de las huestes secesionistas y liberticidas. Pero dada su
pertenencia a conjuntos singulares deberán asumir en su caso y si
fuere necesario su exclusión de las reglas del juego para resolver
esta paradoja que nos ha traído el 20D.
No
pedimos a los políticos que se sometan a las reglas de inferencia de
la lógica, pero sigue siendo válida la máxima de Kierkegaard:
donde no hay ética, no puede haber estética,
ni gallardía. Antes que
diputados, hombres de honor. Nuestros
partidos políticos funcionan como las contradicciones lógicas,
quienes defienden la igualdad pactan con quienes nos quieren
desiguales; y quienes defienden la Nación, no hacen cumplir la ley a
los secesionistas. Por el momento, Rajoy renuncia a la investidura
pero mantiene su candidatura en la nueva ronda de contactos. Sic
transit.