“La penosa tarea del sabio. Me he
aplicado a distinguir sabiduría y ciencia, de locura y necedad; y he
concluido que también eso es caza de viento; porque donde abunda la
sabiduría, abunda el sufrimiento, y a más ciencia, más dolor”. -
Ecl 1- 17-18.
En
los relatos griegos del Libro de Daniel se nos narra que en Babilonia
había un ídolo llamado Bel a quien se ofrecían diariamente doce
costales de flor de harina, cuarenta ovejas y seis cántaros de vino.
También el rey le rendía culto e iba todos los días a adorarlo.
Como quiera que Daniel no le rendía culto al ídolo, el rey Ciro el
persa le preguntó a Daniel por qué no lo adoraba. Daniel le
contestó que solo adoraba a su Dios y que Bel no era nada más que
una estatua de barro recubierta de bronce. La réplica del rey era
muy simple: toda la comida que se le ofrendaba a Bel la devoraba por
la noche.
El
rey presionado por sus sacerdotes aceptó sellar las puertas del
templo para que nadie entrase ni saliese y comprobar al día
siguiente si seguían junto a la estatua las ofrendas bajo
apercibimiento de pena de muerte para Daniel por haber blasfemado
contra Bel. Los setenta sacerdotes estaban tranquilos porque debajo
de la mesa habían construido un pasadizo secreto por donde entraban
con regularidad y se llevaban las ofrendas para ellos y sus familias.
Pero Daniel ordenó a sus criados esparcir cenizas en presencia solo
del rey. Al día siguiente el rey comprobó que todas las ofrendas
habían desparecido pero había huellas de pisadas de hombres,
mujeres y niños. Descubierto el engaño, los sacerdotes fueron
ajusticiados y el templo de Bel y su estatua destruidos.
El
panorama político español tiene a su Bel particular
agasajado por imperativo legal y coercitivo vía impuestos por los
ciudadanos. Pero a diferencia de Ciro, ignorante del engaño, que
termina por castigar a sus culpables y destruir el templo, en
España se destruyen en los procesos electorales los proyectos anti
Bel, como así ha ocurrido con
Vox y UpyD. Los setenta sacerdotes son setenta veces siete los que
impiden que se destruya a Bel. Me refiero obviamente al proyecto de
eliminar las Comunidades Autónomas o en su caso que el Estado asuma
las competencias que nos hacen libres e iguales:
Educación, Justicia y Sanidad.
En
Cataluña han llegado finalmente al apaño
porque consideran las fuerzas políticas favorables a la secesión
que lo importante era el procés.
En el Congreso de los Diputados, las fuerzas políticas que
defienden la legalidad y la Constitución,
siguen sin entender y ojalá que me equivoque, que lo importante es
la Nación. ¿Qué es lo que está en juego?, ¿el ego de los líderes
que se resisten a aceptar el resultado electoral, las cuotas de poder
de las familias políticas, el odio, el resentimiento, la
ideología...? En otras palabras, pese a las evidencias de que el
sistema del 78 se cae,
¿qué estrategias tienen los grandes partidos PP y PSOE para evitar
el hundimiento?
La
Iglesia Católica tardó bastantes años en reaccionar a la teoría
copernicana. En apariencia era inocua, no se afirmaba que la Tierra
giraba alrededor del Sol, afirmaba que en el sistema aristotélico-
ptolemaico era más fácil considerar a la Tierra en movimiento y
evitar los epiciclos y deferentes. Hasta 1606, el De
revolutionibus no fue puesto en
el Índice de libros
prohibidos. Los protestantes también reaccionaron porque su
interpretación literal de la Biblia entraba en conflicto con una
tierra en movimiento.
¿Qué
estaba en juego? Obviamente mucho más que la representación del
universo o unas líneas de la Biblia, en especial Josué 10- 12-13:
“El mismo día en que el Señor entregó a los amorreos en poder de
los israelitas, Josué se dirigió al Señor y dijo: ¡Sol, detente
sobre Gabaón! ¡Y tú, luna sobre el valle de Ayalón! Y el sol se
detuvo y la luna se paró hasta que el pueblo se vengó de sus
enemigos. Todo esto está escrito en el Libro del Justo.
El sol se detuvo en el cielo y tardó un día entero en ponerse”.
El drama de la vida cristiana y la moralidad edificada sobre la
cultura judeo cristiana no podía adaptarse a un universo en el que
la tierra fuera un mero planeta. ¿Qué pasaría con la caída del
hombre en el pecado y su redención si había otros planetas en los
que la bondad de Dios habría querido que fueran habitados igualmente
por seres humanos? Y si ello fuera así ,¿cómo podrían descender
también de Adán y Eva y cómo habría tenido allí lugar la
presencia de Cristo? Por otra parte, si los cielos no eran perfectos,
¿cómo podría tener allí Dios el trono? Las teorías de Copérnico
implicaban una transformación radical y cuestionaba las bases de la
moral. El paradigma siguió con ligeros retoques, hasta que Galileo y
Newton se encargaron de refutarlo definitivamente.
Lo
que está en juego en España es un gran café para todos,
pero con unos nacionalistas que no quieren tomarlo juntos porque lo
quieren especial, con leche, tostada y zumo de naranja. Está en
juego un sistema que asegura que Bel siga
agasajado para que los sacerdotes con pasadizos secretos, es decir,
con un metasistema creado para sostener al sistema, sigan alimentando
covachuelas, cargos, Diputaciones, Autonomías, puestos de asesores,
liberados de la política y sindicatos y un largo etcétera.
Pero
hoy a Ciro el persa,
no le ha llegado Daniel, sino un apaño
con la CUP que obliga a que en Cataluña se permita el procés
o se aplique el artículo 155 de la Constitución. O se ejecuta a
Daniel o a los sacerdotes de Bel, tertium non datur.
Desconozco
si habrá repetición de elecciones generales o si finalmente entre
PP PSOE y Ciudadanos se formará un Gobierno para enfrentarse al reto
secesionista y consolidar el crecimiento económico. Tengo claro sin
embargo, que se ha cumplido la máxima de Cambó: el fracaso de un
político es pedir lo imposible y retrasar lo inevitable. Mas ya es
cadáver político y lo son también Pedro Sánchez y Rajoy, porque
lo pinten como lo pinten han cosechado el peor resultado electoral de
sus partidos, están pidiendo lo imposible y retrasando lo
inevitable.
Los
ciudadanos comprometidos pedimos que igual que en Cataluña ha
vencido el apaño en favor del procés, en
el Gobierno central, venzan España y la legalidad. Y mientras tanto,
a quienes sufren porque piensan que se vive mejor sin
ciencia ni sabiduría, es decir
que la ignorancia te hace feliz, siempre les quedará la sonrisa de
Demócrito frente al llanto de Parménides.