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sábado, 30 de enero de 2016

Aquiles y la tortuga o los Otros Sánchez y Rajoy.



  Parménides y Heráclito tenían claro que las impresiones de los sentidos eran totalmente inseguras y por ello elevaron a la razón a único instrumento para alcanzar la verdad. Pero llegaron a conclusiones diferentes, Heráclito afirmaba que todas las cosas estaban en continuo estado de cambio y Parménides negaba absolutamente la posibilidad de movimiento y cambio porque eran meras ilusiones de los sentidos. Los pitagóricos se posicionaron igualmente contra los sentidos porque consideraban que el cuerpo era algo perecedero y mortal que encerraba no obstante al espíritu cuya naturaleza es inmortal, de ello derivaron en nombre de la razón que la única realidad era la unidad estática de un universo esférico idéntico a Dios.
  Pero esta doctrina chocaba contra las evidencias de los sentidos. Parménides había negado la existencia del espacio vacío: “lo que es, existe; lo que no es, no existe” por lo cual la materia no se podía enrarecer y ello conducía a una plenitud absoluta del Ser sin cambios cualitativos o cuantitativos: “el universo es una esfera sólida, increada, indestructible, inmóvil e inmutable”. El resultado era una filosofía que afirmaba el Uno como lo verdadero para la razón rechazando lo múltiple que perciben nuestros sentidos.
  La desviación del Uno de Parménides llevó a los pitagóricos a intentar construir un universo a partir de puntos con magnitud, pero tropezaron con serios problemas, el más importante fue el descubrimiento de la inconmensurabilidad de 2 (raíz cuadrada de dos), por lo que tuvieron que reconocer la infinita divisibilidad del espacio. Zenón, un discípulo de Parménides, ideó una serie de paradojas para criticar la desviación de la doctrina del Uno de su maestro y enfrentarse a la situación creada por el descubrimiento de la irracionalidad del resultado de la raíz cuadrada de dos porque conducía a absurdos metafísicos. En otras palabras, sin el Uno (Parménides) como lo único verdadero para la razón rechazando lo múltiple de los sentidos, e instalados en una física numérica (pitagóricos) para interpretar de una manera inteligible y racional el mundo multiforme de los sentidos, se caía en paradojas según Zenón. Lo que pretendía demostrar es que todo lo que percibimos por los sentidos es ilusorio y que el movimiento es una ilusión más y no una realidad, que en cierta manera, era una forma de anticiparse al concepto de inercia de Galileo: el estado natural de los objetos no es exclusivamente el reposo sino también cualquier movimiento rectilíneo y uniforme que en ausencia de fuerzas permanece inalterable. (Ese movimiento no es percibido por los sentidos).

  Una vez que hemos contextualizado el problema que enfrentó a Zenón y los pitagóricos, recordamos la más famosa de las paradojas: Aquiles y la tortuga. “Aquiles y una tortuga van a correr en una carrera; Aquiles corre a una velocidad diez veces mayor que la tortuga; la tortuga empieza con diez metros de ventaja. La experiencia nos demuestra que Aquiles alcanzará rápidamente a la tortuga y el sentido común encuentra bastante sencillo que ello sea así. Pero un poco de lógica revelará que las cosas no son tan sencillas como parecen. Intentemos analizar las fases de la carrera. Aquiles debe recorrer primero diez metros hasta el punto en que la tortuga empezó. Mientras tanto la tortuga habrá avanzado un metro. Aquiles recorre ese metro. Simultáneamente la tortuga avanza un décimo de metro. Mientras Aquiles recorre ese décimo de metro, la tortuga avanza una centésima y así sucesivamente. La distancia entre los dos disminuye constantemente, pero Aquiles nunca llegará a adelantar a la tortuga. Por tanto, la noción de movimiento que nos da el sentido común y que la experiencia parece sancionar, es irreconciliable con la lógica. Es mejor aceptar la lógica y rechazar el concepto procedente de los sentidos”.-Farrington-.

  Pese a la aporía, en la vida real, Aquiles siempre adelantará a la tortuga. Algo parecido pretenden nuestras tortugas Rajoy y Sánchez pretendiendo no ser alcanzadas por Aquiles Resultado Electoral. El espacio-tiempo político lo han convertido en pura ilusión y retórica y pretenden convertir los pírricos resultados en una metafísica de lo Uno indestructible, inmutable e inmóvil.
    La solución matemática la puede encontrar aquí:
 http://pirate.shu.edu/~wachsmut/ira/numser/answers/zeno.html No obstante la política como la vida, no puede reducirse a geometría, nuestro gran Ortega nos enseñó que lo que define al ser humano es su vivir, la vida no es una cosa, sustancia, ente, número, enunciado lógico...que pueda definirse como pensamiento, y por ello, el hombre no tiene naturaleza, tiene historia, en constante libertad para sortear sus circunstancias. “Yo soy yo y mi circunstancia, y si no la salvo a ella no me salvo yo”.

  Parafraseando a Machado sabemos que votamos para elegir, lo malo es que hay líderes que no saben para qué queremos elegir. El panorama político español se parece a la intrigante historia de los tres sirvientes que entraron a trabajar en la mansión de la isla de Jersey al servicio de una mujer -Nicole Kidman- que vive con sus dos hijos que no pueden exponerse a la luz del sol y cuyo impactante final nos descubrió que se trataba de una película de vivos que ya estaban muertos.

  Tal vez Rajoy y Sánchez “en su soledad han visto cosas muy claras que no son verdad”-Machado-.