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lunes, 1 de diciembre de 2025

Del Cisma de Oriente de 1054 a la Cuarta Cruzada de 1204 y los almogávares catalanes en Athos en 1305

   

  El Cisma de Oriente de 1054 no supuso el punto de no retorno entre la Iglesia Cristiana de Occidente y la de Oriente. Hubo acercamientos y peticiones de ayuda por parte de Bizancio a Roma. Fue la Cuarta Cruzada la que desencadenó la ruptura total como consecuencia del saqueo de Constantinopla por los cruzados en 1204, situación a la que se llegó por una concatenación de avatares históricos.

  La denominación de Edad Media nace en la Ilustración cuando los historiadores a la hora de clasificar los períodos históricos, usaron la Razón para explicar la Historia incluyéndola en el período intermedio entre la Edad Antigua y el Barroco. El término Cruzada fue un concepto despectivo ilustrado que se adoptó por las cruces que portaban los peregrinos y soldados en sus vestimentas.

   En 1054 el Cisma aún no había producido la brecha definitiva entre oriente y occidente. Tierra Santa había quedado bajo la jurisdicción del Imperio romano de Bizancio, pero  en el 637, Jerusalén capitula y queda bajo el dominio musulmán.

   El papa Urbano II llevaba apenas cinco años de pontificado y se había encontrado una Cristiandad dividida. En medio de este panorama convocó el Concilio de Piacenza en 1095. Para sorpresa del papa acudió al concilio el emperador bizantino Alejo I pese a no estar previsto que lo hiciera, y lo hace con una embajada para pedir ayuda cuarenta años después del Cisma, solicitando protección para liberar a los Lugares Santos del Islam. Urbano II le da una gran acogida y le transmite que tiene que pensar cómo articular la ayuda. Estaba en juego la recuperación de la unidad entre oriente y occidente. En noviembre del mismo año convoca el Concilio de Clermont donde acuden los principales nobles de Francia y al grito entusiasta del pueblo de Deus lo vult Dios lo quiere, surge la primera Cruzada.

  Inicialmente no estuvo desarrollada la idea de conquistar Jerusalén, el plan era plantarse en Constantinopla y ayudar a los hermanos bizantinos. Se sumaron nobles y todos los que quisieron, incluidos peregrinos sin espadas, mercenarios y todo tipo de oportunistas. Se planteó si las acciones en el campo de batalla podrían justificarse, y se impuso el concepto de guerra justa de San Agustín, sentándose como principio que en  ningún caso podría tratarse de conquista expansiva para anexionarse territorios. Tras el fracaso de la Cruzada de los Pobres, en enero de 1097, llegan a Constantinopla unas huestes principalmente francesas cansadas y necesitadas de intendencia. El recibimiento fue frío y el emperador bizantino aprovechó la situación para obligar a los cruzados a que le prestasen juramento, lo que presuponía que combatiesen bajo su bandera y órdenes.

  El primer objetivo fue recuperar Nicea. Después tuvo lugar la batalla de Dorilea y posteriormente se llegó a Antioquía en 1098 muy cerca de Tierra Santa surgiendo las primeras dudas de estrategia y sobre quiénes gobernarían los territorios conquistados. ¿Merecía la pena llegar hasta Jerusalén, era mejor proteger la retaguardia y en todo caso era la ayuda prestada a Constantinopla suficiente?

  Optaron por conquistar Jerusalén y tras un asedio de unos meses, el 15 de julio de 1099 se rindió la ciudad. ¿Cómo gobernarla? Se le propuso a Raimundo IV de Tolosa, que lo rechazó y aceptó Godofredo de Bouillón a título de Defensor del Santo Sepulcro. Tras la toma de Jerusalén, Bizancio que había solicitado la ayuda a Roma, vio sus intereses comprometidos con la creación de principados occidentales y una expansión que no coincidía con sus objetivos de restauración territorial.

  En octubre de 1187 cae nuevamente Jerusalén en manos musulmanas lideradas por Saladino. Este hecho supuso una conmoción en toda la cristiandad y el papa Gregorio VIII promulga la bula Audita tremendi el 29 de octubre de 1187 convocando la tercera Cruzada con el objetivo de recuperar Jerusalén. Bizancio si bien en las dos anteriores Cruzadas había prestado su apoyo, en esta tercera no lo hizo y prefirió llegar a acuerdos con los musulmanes por temor a su poderío bélico y a sus posibles represalias. En 1192 firman un acuerdo de paz Saladino y Ricardo Corazón de León por el que el control de Jersusalén será musulmán, permitiéndose  la peregrinación a la ciudad santa de los cristianos, manteniendo los cruzados el dominio de Tiro y Jaffa.

 En 1198 es elegido papa Inocencio III y tiene la firme intención de recuperar Jerusalén: "es una vergüenza para la cristiandad que el Sepulcro de Cristo permanezca en manos de infieles" proclamaba en todas las cartas que enviaba a todos los rincones de Europa y en el mes de agosto convoca la cuarta Cruzada.

  A diferencia de las anteriores, no sería una cruzada de reyes, sino una cruzada de nobles de segundo nivel. El plan inicial consistió en desembarcar y conquistar Egipto al considerarse el punto más vulnerable y una vez tomado, dirigirse hacia Jerusalén  organizando la expedición en barcos desde Venecia potencia marítima del Mediterráneo oriental y con intereses comerciales con Bizancio. En 1201 se elige jefe de la expedición a Bonifacio de Montferrato quien conocía al futuro Alejo IV hijo del depuesto emperador bizantino Isaac II Ángelo que deseaba contar con la ayuda de los Cruzados para recuperar el trono que le correspondía por herencia.

  En 1201 los cruzados llegan a un acuerdo con la República de Venecia por el que ésta se encargaría del transporte de más de 35000 hombres y unos 4500 caballos a cambio de 85000 marcos de plata, pero en junio de 1202 no pudieron pagar el importe acordado y Venecia se negó a transportar al ejército. En noviembre desbloquean el acuerdo, participando en la toma de Zara de interés para la República Marítima, plaza a la que saquean pese a la oposición del papa quien excomulga a venecianos y cruzados por tratarse de una ciudad cristiana. Mientras el ejército cruzado acampaba en Zara, llegó la propuesta de Alejo de ayudarle a reconquistar el trono desviándose hacia Constantinopla a cambio de hacerse cargo Bizancio de la financiación de la deuda contraída.

  Era la oportunidad para afianzar el poder comercial de Venecia, reponer en el trono como emperador bizantino a Alejo, y llenar las arcas los cruzados para continuar después la misión de Reconquista de Tierra Santa. Además estaba en juego la supremacía de la Iglesia occidental sobre la oriental y a su vez la venganza de las maniobras bizantinas en las anteriores Cruzadas. 

  El 24 de junio de 1203 llega a las afueras de Constantinopla el ejército cruzado y el emperador Alejo III Ángelo se ve sorprendido y huye. Había dejado las arcas vacías porque tuvo que pagar los favores por el crimen perpetrado contra su hermano para poder mantenerse en el poder sumiendo en la bancarrota al Imperio. Pese a no ser propio de cristianos, pensaría para sí que el Karma existe.

  Las primeras acciones se encaminaron a reponer en el poder a Alejo IV Ángelo según lo acordado, pero sus promesas habían sido falsas y además era un personaje muy impopular. En este panorama irrumpe Alejo V Ducas defiende el trono frente al ejército invasor cruzado y ejecuta a sus predecesores padre e hijo juntos en enero de 1204.

  ¿Qué opción le quedaba al ejército cruzado sin su emperador títere, sin provisiones y sin posibilidad alguna de alcanzar acuerdos diplomáticos? Atacar, y el 12 de abril de 1204 consiguen entrar en la ciudad, masacrando a sus defensores, violando mujeres, profanando templos e incendiando edificios. Ducas huye y en tres días de saqueo se robaron bienes y reliquias que fueron llevadas a occidente. Un comité eligió como emperador a Balduino IX de Flandes y se consumó la partición del Imperio romano de oriente -Partitio terrarum Imperii Romaniae- siendo la República de Venecia la gran beneficiada. 



  El Papa Juan Pablo II pidió perdón por estos acontecimientos y fue aceptado por el Patriarca Bartolomé I de Constantinopla unos años después. Ambos líderes religiosos acordaron seguir la senda de la reconciliación y como gesto de unidad, el papa entregó al patriarca, las reliquias de San Gregorio Nacianceno y Juan Crisóstomo y la cesión de la iglesia romana de San Teodoro para el culto ortodoxo,

    La Cruzada sin reyes, resultó ser la Cruzada de los bárbaros nobles de segunda y Bizancio no se restablecería hasta 1261 fecha en la que Nicea recuperó Constantinopla. En 1303 el emperador bizantino Andrónico II Paleólogo vuelve a solicitar ayuda a occidente contratando a la compañía de armas de almogávares dirigida por el ex caballero templario Roger de Flor. Los bizantinos se negaron a pagar sus servicios urdiendo en 1305 un plan para asesinar a su comandante y lugartenientes en un banquete. La consecuencia fue la venganza catalana de la compañía mercenaria, tomando a sangre y fuego territorios en Grecia asolando al Monte Athos y sometiendo a sus monasterios a la destrucción de obras de arte, libros e iglesias, y de este hecho histórico procede la prohibición de entrada en la Montaña Sagrada de los catalanes hasta el 2005 fecha en la que la Generalitat hace una donación al monasterio de Vatopedi y se firma el acuerdo que permite la entrada a los catalanes, si bien el recelo hacia ellos se mantiene y no se olvida, la ortodoxia stricto sensu es mantener vivas las tradiciones.