“Si
la mecánica se aplica a la sociedad como se aplica a la naturaleza,
todo hay que empezarlo desde cero"- Descartes-.
Una
exposición de arte Danish
art exhibition glorifies jihad en Copenhague exhibe una muestra
sobre el terrorismo islamista intentando responder a la siguiente
pregunta: why
some people die for that which they believe in?, ¿por
qué algunas personas mueren por aquello en lo que creen?
La
pregunta lleva in
nuce
su propia justificación porque excluye la formulación desde el punto de
vista de las víctimas y de la Justicia: ¿por qué algunas personas
justifican el asesinato por unas creencias? “Nuestra exposición
trata de describir el término mártir
desde
diferentes ángulos a través de la Historia”, son palabras de uno de
los organizadores de la feria
de la infamia.
Hasta
aquí todo
bien, pero
el colectivo de artistas de izquierdas decidió incluir a los
terroristas
de París y Bruselas exhibiéndolos
en la sala como mártires históricos como si se trataran de Juana de Arco o de
Sócrates sic.
Los
artistas daneses, además, planearon incluir imágenes de los terroristas y
réplicas de sus pertenencias explicando quiénes eran y lo que
hicieron según informó The
Copenhagen Post.
Si
no hay algún tipo de fe, sin un mito que lo acompañe, el arte es
puro entretenimiento, y no merece ninguna reflexión filosófica. “En
nuestros tiempos la ciencia del arte es, pues, mucho más necesaria
que en otras épocas, en las que el arte por sí mismo proporcionaba
como tal una satisfacción plena”- Hegel-.
Exposiciones
como esta, fundamentan la sentencia hegeliana sobre la muerte
del arte porque
se alejan de la pretensión de dar satisfacción a nuestras
necesidades más elevadas instalándose en el mero oportunismo
mediático o ideológico. El arte, o manifiesta sensiblemente lo
supremo para conceder a nuestras emociones, ilusiones o conocimientos
un acercamiento al espíritu, o es un mero pasatiempo, y en este
caso un perder
el tiempo
para necios y progres que terminan por pretender que la cultura
suprima la barbarie con el resultado de que la perfecciona
(parafraseando a Voltaire).
No
voy a extenderme en la crítica artística, entre otras razones
porque ni he visto la muestra, ni pienso hacerlo, pero lo que me
llama poderosamente la atención es el paradigma de las izquierdas
que en su autocomplacencia de su superioridad moral y cultural,
terminan despreciando a las víctimas.
¿Por
qué la humanidad en vez de alcanzar un estado verdaderamente humano,
se hunde en nueva forma de barbarie? Adorno-Horkheimer-Arendt.
“Para
las víctimas de la historia –con sus sufrimientos individuales e
inintercambiables– todo progreso es nulo: “El sacrificio más
reciente es siempre el de ayer” (Adorno, 1977a, 269). Cada víctima
es como el negativo de la coacción persistente y por tanto la
negación de que haya existido realmente progreso. Lo contrario sería
integrar y superar hegelianamente las víctimas en el movimiento del
todo hacia un final feliz, degradándolas a estaciones de la
ascensión imparable del espíritu o del género humano, y convertir
de ese modo sus sufrimientos en una quantité
négliegeable
que inevitablemente hay que pagar como precio de ese ascenso. Esto
podrá contribuir a la justificación de la (falsa) totalidad, pero
desde luego no a hacer justicia a las víctimas, pues desde su
perspectiva toda víctima es una víctima de más. Para
el que es aniquilado, la negatividad aniquiladora no puede ser
relativizada, no puede ser reducida a momento, a aspecto.
Para él la negatividad es total, porque la aniquilación es total”.
José
A. Zamora.
Sin
el reconocimiento a las víctimas no hay posibilidad de que un pueblo
o una entidad (en este caso la Unión Europea) puedan llegar a
pertenecer a la historia universal porque su legado sin una
organización moral y política carece de legitimación.
La
máxima cartesiana invitando a crear una sociedad desde
cero
sometida a leyes mecánicas, tiene sus vórtices
en lo políticamente correcto, que es la sumisión a topo tipo de
miedos que nos puedan despertar del mátrix
del
bienestar.
Los progres están por el relativismo axiológico y cultural y el
buenismo:
“Ah,
el consenso...el proceso por el que se abandonan todos los
principios, creencias, valores y políticas en busca de algo en lo
que nadie cree, pero a lo que nadie se opone; el proceso de sortear
los problemas que deben ser resueltos simplemente porque no se puede
alcanzar un acuerdo sobre el camino por seguir. ¿Qué gran causa
podría haber sido defendida y ganada bajo el lema yo
estoy por el consenso?
El consenso es la ausencia de liderazgo”- Margaret Thatcher-.
O
Europa vuelve a sus raíces y retoma sus principios, o será
aniquilada.
“Este
Concilio Vaticano declara que la persona humana tiene derecho a la
libertad religiosa. Esta libertad consiste en que todos los hombres
han de estar inmunes de coacción, sea por parte de personas
particulares como de grupos sociales y de cualquier potestad humana;
y esto, de tal manera que, en materia religiosa, ni se obligue a
nadie a obrar contra su conciencia, ni se le impida que actúe
conforme a ella en privado y en público, solo o asociado con otros,
dentro de los límites debidos”.
-Declaración Dignitatis
Humanae,
del Concilio Vaticano II-.
La
religión de la paz, o la paz, o el progreso moral son incompatibles
con la idea de la sumisión por la fuerza, el terror, la imposición,
o la inacción de quienes tienen la obligación de garantizar
nuestras libertades. Una cosa es el laicismo y otra la laicidad; una
cosa es la libertad religiosa y otra tolerar el adoctrinamiento; una
cosa es el arte y otra la memez; una cosa es defender la libertad, y
otra querer seguir dormido sin que te molesten. Estoy por la
laicidad, por no tolerar ningún tipo de adoctinamiento, por el arte,
y por defender la libertad. En resumen, estoy por la Europa que fue.
Sic transit.
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