El
Peregrino Ahorcado y la gallina y el gallo que resucitan, es sin
duda alguna el milagro material (mirabilia)
por
antonomasia del Camino de Santiago. Gustavo Bueno lo distingue del
milagro formal, porque éste se circunscribe al ámbito de sucesos
que actúan por encima de ciertas leyes. Leibniz ya había
reconocido cómo Dios puede hacer milagros que conculcan las leyes
positivas, concepto especialmente desarrollado en el Islam. El
milagro material va anudado a un suceso admirable, inexplicable,
atribuido a la intercesión de algún santo o de la Virgen, pero sin
violar ley alguna. Nos mantendremos no obstante ajenos a principios
de causalidad y racionalidad, porque parafraseando a Voltaire,
comienza por tomar agua bendita y peregrinando, y acabarás creyendo
y transformado espiritualmente. Frente a Renan, para quien “ningún
milagro ha ocurrido jamás en la Academia de las ciencias”, nuestro
Apóstol “quiere hacer contigo lo que la primavera hace con los
cerezos” -Neruda-.
Recordemos
que el papa de Avignon Clemente VI, mediante bula, concedió
indulgencia a los peregrinos que miraran al gallo y a la gallina que
se encuentran en la concatedral de Santo
Domingo de la Calzada, donde cantó la gallina después de asada.
La
primera redacción completa de aquél suceso que se conoce, la
escribe Fray Luis de la Vega en su Historia de la vida y milagros de
Santo Domingo de la Calzada en 1606:
“Dos
casados marido y muger Franceses de nación, yvan en romería a
visitar el sepulcro del Apostol Santiago, llevavan consigo un hijo
suyo, moÇo de diez y ocho, o diez y nueve años, de muy buen talle y
bien dispuesto. Llegaron a santo Domingo de la CalÇada, a donde
querían tambien visitar el sepulcro del santo: detuvieronse alli una
noche, y fueronse a possar a un meson, en el avia una donzella hija
del mesonero, la cual se afficionò al moÇo peregrino tan
perdidamente que descubriendole su ruyn pecho, procurò con el por
todos los medios que pudo, que se aprouechasse della: aprouecharonle
poco, porque nunca con el santo moÇo pudo alcanÇar cosa que fuesse
offensa de Dios. Emperrose tanto con esto la triste moÇa contra
aquel mancebo, que trocado todo el amor en odio y aborrecimiento,
comenÇó a pensar como podria vengarse del. Enseñole el demonio una
traÇa tal como suya, y fue: Que a la mañana, quando se partieron
los peregrinos, echo secretamente en la capilla del innocente moÇo
vna taÇa de plata de su padre: partieronse con esto los peregrinos,
y la moÇa haziendo perdidiza, o hurtada la taÇa, comenÇo a dar
vozes, diziendo: que aquel moÇo que auia possado alli la deuia de
lleuar hurtada. Fueronse a la justicia dandole cuenta del caso, y con
ella fueron tras de los peregrinos, y alcanÇandolos a poco trecho,
hallaron la taÇa en la capilla del moÇo, donde la auia puesto
aquella perdida muger. Prendieronlos a todos, y boluiendolos a la
Ciudad, como tuuieron en ella pocos valedores, presto determinaron el
caso, y condenaron al pobre moÇo, a muerte de horca. No se le
admitio apelacion, ni se tardo mucho en executar la sentencia, sino
que luego lo ahorcaron, quedando sus pobres padres, con la tristeza y
desconsuelo que pensar se puede. Con todo esto prosiguieron su
camino, y hizieron su romeria a visitar el Apostol, y a la buelta
passando por la mesma Ciudad de santo Domingo, la madre (que como su
amor era más tierno, y traya siempre a su hijo atrauessado en el
coraÇon) quiso llegar a ver si estaua siempre en la horca, y
llegando a ella, vio a su hijo colgado, el qual le hablo con alegre
voz, diziendo: Madre mia no me lloreys como muerto, que viuo estoy
por la misericordia de Dios: la Virgen sacratissima Maria, madre de
Dios, y el bienaventurado santo Domingo de la CalÇada, me han aquí
conseruado sin morir de la suerte que ahora veys: Yd madre a la
Iusticia, y dezidle me venga a quitar de aquí, pues no mereci me
ahorcassen, ni cometi deLicto alguno. Oyendo esto la buena muger,
conuirtiendo las lagrymas de tristeza, en lagrymas de placer y
contento, con apressurado passo se fue al Corregidor de la Ciudad, a
dezirle lo que passaua. Estaua el Corregidor, quando llego la muger,
sentado a la mesa, y en ella tenia puestos para comer un gallo y una
gallina, no se si assados o cozidos. Oyò con atencion lo que la
muger dezia, y pensando que era antojo, o alguna ilusion nacida de la
passion y amor de madre, le dixo para despedirla: Que mirasse que
aquello era engaño, y que assi podia viuir su hijo, como aquel gallo
y gallina, que alli tenian assados, a punto de comer. En diziendo
esto, saltaron el gallo y la gallina viuos, vestidos de pluma blanca,
como los que oy se muestran: y el gallo comenÇo luego a cantar.
Quedò el Corregidor Fuera de si de espanto, y sin passar adelante
en la comida, salio luego de su casa, y juntando toda la clerecia y
vezinos de la Ciudad, fueron todos a donde estaua el moÇo colgado,
el cual hallaron viuo y sano, de la misma suerte que quando allA lo
auian lleuado. Quitaronle de la horca, y con solenne procesion lo
traxeron delante del sepulchro del santo, dando muchas gracias a
Dios, que assi fauorece a los suyos, por medio de sus santos y
escogidos. Entregaronlo a sus padres, los quales bolvieron otra vez a
visitar el Apostol. Los de la ciudad boluieron luego junto con los
clerigos a casa del Corregidor y tomando el gallo y la gallina del
milagro los lleuaron a la yglesia mayor, y alli los pusieron delante
la Capilla del santo, en vna jaula, o ventana, con vunas verjas de
hierro: como se vee el dia de oy”.
1-
El delito de hurto estaba castigado con la pena de muerte por las
Leyes de la época- Fuero Real de Alfonso X el Sabio-.
2-
Los juicios carecían de rigor alguno.
3-
El sexo fuera del matrimonio se consideraba pecaminoso y la
concupiscencia es placer de mujer, objeto de todo deseo
desordenado.
4-
El Apóstol Santiago el Mayor ayuda y socorre a sus peregrinos.
5-
Hay dos milagros, uno el que mantiene con vida al ajusticiado por un
período más o menos de dos meses, (tiempo estimado entre la ida a
Compostela y la vuelta a Santo Domingo de la Calzada), y el de la
resurrección del gallo y de la gallina.
6-
El milagro medieval alimentaba los deseos de peregrinar, vertebraba
las ideas, construía a Europa, difundía el sentido providencialista
de la vida, irradiaba a todas las esferas sociales: Derecho, Iglesia,
Justicia...y anudaba lo sobrenatural con lo natural ad maiorem Dei
gloriam.
Sobre
la Justicia, Platón ya nos advirtió que no podría darse en el
mundo una Justicia ideal, y en este caso, hablamos de un milagro que
alude a una justicia procesal perfecta: el Apóstol Santiago resuelve
un recurso extraordinario de revisión (en terminología de
positivismo jurídico) y mantiene con vida al joven para que se
demuestre la verdad de su versión, es decir, que no había hurtado
la copa. Además, no le quita poder ni rivaliza con Santo Domingo, e
intercede para que el santo capitalice el segundo milagro con la
resucitación ex abrupto de un gallo y de una gallina.
En
cuanto al sexo, San Agustín se obsesionó con el origen del pecado:
la desobediencia a Dios de Adán y Eva, y su respuesta fijó el marco conceptual a la Iglesia del pecado original. Pensaba que todos los
hombres heredamos parte del pecado de nuestros primeros padres, que
el deseo sexual es un apetito primitivo más del cuerpo que del alma
y que el acto sexual es la forma en la que la que se transmite el
pecado de una generación a otra.
Ahora
bien, reparemos en un hecho: el rechazo del favor sexual solicitado
por la hija del mesonero, no trae como consecuencia la denuncia de
un estupro, sino de un hurto, todo un novum en la literatura
española tan ligada a los conceptos de honor, honestidad y castidad.
“Enlazando
con el hilo argumental, y en un esfuerzo por trascender la moral
colectiva, se celebra con éxito en Campanario, la representación
vecinal de la obra de teatro
Estupro
en la casa de los diablos.
Recuperando un episodio acaecido en 1623 sobre el juicio en contra
del entonces alcalde de Villanueva de la Serena, por el presunto
estupro sobre una menor, hija de la regente del mesón conocido como
la casa de los diablos, del que quedó absuelto, cobra especial
relevancia el papel de Dieguito
el tonto,
antihéroe que frente al drama de honor calderoniano de El
alcalde de Zalamea
(población ubicada al igual que Campanario en la comarca extremeña
de La Serena) se erige en conciencia del pueblo no enfrentando el
poder al honor, sino enfrentando la razón al tribunal de la
irracionalidad y de los pre-juicios como un nuevo Sócrates de
nuestro tiempo.
El
juicio mediático queda redimido por la voz de la conciencia
socrática, que con un puro ejercicio de mayeútica, demuestra
que la acusación fue una artimaña urdida por la mesonera por
venganza y despecho al no ser correspondido su amor por el alcalde”
( Cfr. El tren del wolframio y la Casa de los Diablos- Antonio Román
-perdón por la autocita-).
En
el relato del milagro, se condena al joven por tener pocos
valedores, por ser extranjero, sin que algún vulgo que
supiese latín- Feijoo- actuase en su defensa. Es decir, es el
Apóstol Santiago el Mayor el que acude en defensa de sus fieles, y
quien además intercede en favor de Santo Domingo para que con la
resurrección de las gallinas, la Calle Mayor de Europa se
inunde de peregrinos.
Gregorio
Magno decía que los milagros no hacían al santo, que eran solo su
señal, por ello: “lo fantástico, lo portentoso de estos relatos
aparece no en el milagro propiamente, sino en sus prolongaciones
narrativas. En todos los casos, la naturaleza -el gallo y la gallina
asados- interviene por su propia iniciativa para la incredulidad
manifiesta del Corregidor. La función moral por tanto, de este
portento es denunciar la falta de fe y la obligación de dar
testimonio fehaciente del milagro” -Javier Pérez Escohotado-.
El
Camino de Santiago es también el camino de los milagros: Fuente
Reniega- Alto del Perdón-, el Misterio de Obanos, el Poyo de Roldán,
la imagen de la Virgen de Estella, la Virgen del Camino en León, el
milagro del cáliz de O Cebreiro... Son las otras flechas
amarillas que nos guían por un Camino sacralizado para
fusionarnos con el misterio, la fe, y las tradiciones, impregnarnos
de un sentido providencialista de la vida y acercarnos a Dios.
El
milagro medieval que jalona la ruta jacobea, persigue la devoción y
la propaganda para atraer, instruir y entretener a los peregrinos que
hacían el Camino al servicio de la construcción de un habitus
catholicus genuinamente ortodoxo, con la seguridad de que el
Apóstol acoge, protege e intercede ante Dios por sus fieles devotos.
El
milagro de nuestro tiempo histórico, por ejemplo, el que se da en
Lourdes o Fátima, con curaciones milagrosas de enfermos, irradia una
confrontación entre ciencia y fe y expresa el poder omnipotente de
Dios mediante la intercesión de la Virgen. En otras palabras, el
cientifismo y desacralización del mundo y de la vida, se enfrentan a
un Dios tronante, pero sin perseguir pedagogía alguna porque la
nueva weltasnchuung (concepción del mundo) es el laicismo y
el relativismo axiológico (valores, principios), con los que se
pretende circunscribir el hecho religioso al ámbito privado.
Detrás
del dicho popular de en Santo Domingo de la Calzada, donde cantó
la gallina después de asada, hay toda una búsqueda del milagro
que con toda seguridad nos espera: volver a casa con tu yo
renovado.
Peregrino,
sigue la otra flecha amarilla del Camino, y sentirás dentro de ti un
milagro.