“Un pueblo pertenece a la historia universal cuando en su elemento hay un principio universal, cuando la obra que en él produce el espíritu es una organización moral y política”. -Hegel-.
Pierre Vilar en su Breve Historia de España a propósito de nuestro siglo XIX que retratara Galdós en sus Episodios Nacionales, subrayó la paradoja de que una intelectualidad que acuñó el término universalmente conocido de liberal como oposición tanto a la invasión napoleónica como a la continuidad del Antiguo Régimen, y que fue admirada en Europa, fuese denostada por el pueblo. Por un lado, ideas sin hombres, y por otro lado, hombres sin ideas.
Nuestro pueblo terminó traicionado por el Rey Felón y renunció a su libertad al grito de ¡Viva el Rey neto! En palabras de Galdós: “no puede escribirse nada más contundente que el párrafo en el cual se declara aquella Constitución y decretos nulos y de ningún valor ni efecto, ahora ni en tiempo alguno, como si no hubiesen pasado jamás tales actos, y se quitaran de en medio del tiempo”.
Aquellos compatriotas sin cabeza, tenían en cambio thymós, fuerza intuitiva, pasión bruta que emanaba del corazón, del amor a la Nación, frente a la psyché de las ideas.
Tal vez la paradoja de nuestro contexto actual sea que tenemos cabezas con hombres luchando contra políticos profesionales convertidos en una casta. Tenemos psyché (alma, racionalidad), pero hemos perdido thymós.
Se trata pues de recuperar el thymós, el coraje, el pulso vital de una Nación dormida. En terminología heideggeriana, se trataría de distinguir entre lo óntico (lo que tiene ser o existe) de lo ontológico (conocimiento del ser, su esencia) que se correspondería con lo político (todo aquello que pertenece a la órbita del Estado, el modo en que se instituye la sociedad, -nivel ontológico-), frente a la política (que es lo que queda a disposición del gobierno, de los partidos, -nivel óntico-).
Carl Smith desarrolló el concepto de Estado total, estadio en virtud del cual ha superado su momento liberal, y se inmiscuye en todas las esferas de la sociedad fagocitando lo político en la política. Su visión de la democracia es directa porque se hace en el espacio de lo político, es decir en el espacio público.
Si bien Carl Smith, nos sirve para contextualizar una distinción que apenas se utiliza en los medios de comunicación, hemos de posicionarnos en la idea de que la España amante de la libertad, impregnada del espíritu de la Pepa (Constitución de 1812), ha de constituirse en la idea de que lo público no puede ni debe ser objeto de la política, y de una manera significativa, la religión o la cultura.
La construcción del Estado de las Autonomías ha supuesto la invasión de lo público al servicio de un clientelismo político que ha terminado por edificar un metasistema para legitimar a un sistema que hace aguas por la corrupción, desigualdad territorial y tensión permanente con los nacionalismos.
Necesitamos recuperar nuestro thymós para luchar contra la corrupción; y potenciar la psyché frente a la deslegitimación de lo político para reivindicar la libertad frente a los nacionalismos, discursos totalitarios y regímenes autonómicos hegemónicos.
La máxima de Cicerón nec spe, nec metu (nada temo, nada espero) fue reconocida en el Renacimiento como lema del hombre libre. Solo viviendo sin miedo (para no votar en las elecciones pensando en el coco antisistema) y sin esperanza, porque como dice la milonga, la esperanza son ganas de descansar, y el panorama político no está para reposar, Podemos salir obligando a lo que Tenemos a aceptar el hecho de que la irrupción de Ciudadanos y de Podemos ha removido los cimientos del bipartidismo. El triunfo pues de estos partidos emergentes, no está tanto en conseguir el poder, como en poder influir en el debate de lo político, de la sociedad en su conjunto, para que la política, la acción de gobierno, no pueda seguir legitimando un sistema que ha eliminado de facto la separación de poderes, y ha contaminado a los medios de comunicación, la educación, el modelo de sociedad, la Historia, etc.
Decía Cambó que el fracaso de un político es pedir lo imposible, y retrasar lo inevitable. Los líderes del PP-PSOE incumplen sistemáticamente el artículo 6 de la Constitución (los partidos políticos deberán tener estructura interna y funcionamiento democráticos).
Al refugio de palmeros, los líderes que han llegado a su nivel máximo de incompetencia, son incapaces de interpretar lo político, lo que pasa en la calle, en castizo, sin la cocina de datos sociológicos del Rasputín de turno.
La Andalucía del 22 de marzo de 2015 es la misma que la Andalucía del 25 de marzo de 2012. Alguien tendrá que hacer una autocrítica, o no.
Publicado el 25/3/2015