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jueves, 23 de julio de 2015

Las otras flechas amarillas del Camino de Santiago: milagros medievales y leyendas




  El Peregrino Ahorcado y la gallina y el gallo que resucitan, es sin duda alguna el milagro material (mirabilia) por antonomasia del Camino de Santiago. Gustavo Bueno lo distingue del milagro formal, porque éste se circunscribe al ámbito de sucesos que actúan por encima de ciertas leyes. Leibniz ya había reconocido cómo Dios puede hacer milagros que conculcan las leyes positivas, concepto especialmente desarrollado en el Islam. El milagro material va anudado a un suceso admirable, inexplicable, atribuido a la intercesión de algún santo o de la Virgen, pero sin violar ley alguna. Nos mantendremos no obstante ajenos a principios de causalidad y racionalidad, porque parafraseando a Voltaire, comienza por tomar agua bendita y peregrinando, y acabarás creyendo y transformado espiritualmente. Frente a Renan, para quien “ningún milagro ha ocurrido jamás en la Academia de las ciencias”, nuestro Apóstol “quiere hacer contigo lo que la primavera hace con los cerezos” -Neruda-.

  Recordemos que el papa de Avignon Clemente VI, mediante bula, concedió indulgencia a los peregrinos que miraran al gallo y a la gallina que se encuentran en la concatedral de Santo Domingo de la Calzada, donde cantó la gallina después de asada.

  La primera redacción completa de aquél suceso que se conoce, la escribe Fray Luis de la Vega en su Historia de la vida y milagros de Santo Domingo de la Calzada en 1606:

  “Dos casados marido y muger Franceses de nación, yvan en romería a visitar el sepulcro del Apostol Santiago, llevavan consigo un hijo suyo, moÇo de diez y ocho, o diez y nueve años, de muy buen talle y bien dispuesto. Llegaron a santo Domingo de la CalÇada, a donde querían tambien visitar el sepulcro del santo: detuvieronse alli una noche, y fueronse a possar a un meson, en el avia una donzella hija del mesonero, la cual se afficionò al moÇo peregrino tan perdidamente que descubriendole su ruyn pecho, procurò con el por todos los medios que pudo, que se aprouechasse della: aprouecharonle poco, porque nunca con el santo moÇo pudo alcanÇar cosa que fuesse offensa de Dios. Emperrose tanto con esto la triste moÇa contra aquel mancebo, que trocado todo el amor en odio y aborrecimiento, comenÇó a pensar como podria vengarse del. Enseñole el demonio una traÇa tal como suya, y fue: Que a la mañana, quando se partieron los peregrinos, echo secretamente en la capilla del innocente moÇo vna taÇa de plata de su padre: partieronse con esto los peregrinos, y la moÇa haziendo perdidiza, o hurtada la taÇa, comenÇo a dar vozes, diziendo: que aquel moÇo que auia possado alli la deuia de lleuar hurtada. Fueronse a la justicia dandole cuenta del caso, y con ella fueron tras de los peregrinos, y alcanÇandolos a poco trecho, hallaron la taÇa en la capilla del moÇo, donde la auia puesto aquella perdida muger. Prendieronlos a todos, y boluiendolos a la Ciudad, como tuuieron en ella pocos valedores, presto determinaron el caso, y condenaron al pobre moÇo, a muerte de horca. No se le admitio apelacion, ni se tardo mucho en executar la sentencia, sino que luego lo ahorcaron, quedando sus pobres padres, con la tristeza y desconsuelo que pensar se puede. Con todo esto prosiguieron su camino, y hizieron su romeria a visitar el Apostol, y a la buelta passando por la mesma Ciudad de santo Domingo, la madre (que como su amor era más tierno, y traya siempre a su hijo atrauessado en el coraÇon) quiso llegar a ver si estaua siempre en la horca, y llegando a ella, vio a su hijo colgado, el qual le hablo con alegre voz, diziendo: Madre mia no me lloreys como muerto, que viuo estoy por la misericordia de Dios: la Virgen sacratissima Maria, madre de Dios, y el bienaventurado santo Domingo de la CalÇada, me han aquí conseruado sin morir de la suerte que ahora veys: Yd madre a la Iusticia, y dezidle me venga a quitar de aquí, pues no mereci me ahorcassen, ni cometi deLicto alguno. Oyendo esto la buena muger, conuirtiendo las lagrymas de tristeza, en lagrymas de placer y contento, con apressurado passo se fue al Corregidor de la Ciudad, a dezirle lo que passaua. Estaua el Corregidor, quando llego la muger, sentado a la mesa, y en ella tenia puestos para comer un gallo y una gallina, no se si assados o cozidos. Oyò con atencion lo que la muger dezia, y pensando que era antojo, o alguna ilusion nacida de la passion y amor de madre, le dixo para despedirla: Que mirasse que aquello era engaño, y que assi podia viuir su hijo, como aquel gallo y gallina, que alli tenian assados, a punto de comer. En diziendo esto, saltaron el gallo y la gallina viuos, vestidos de pluma blanca, como los que oy se muestran: y el gallo comenÇo luego a cantar. Quedò el Corregidor Fuera de si de espanto, y sin passar adelante en la comida, salio luego de su casa, y juntando toda la clerecia y vezinos de la Ciudad, fueron todos a donde estaua el moÇo colgado, el cual hallaron viuo y sano, de la misma suerte que quando allA lo auian lleuado. Quitaronle de la horca, y con solenne procesion lo traxeron delante del sepulchro del santo, dando muchas gracias a Dios, que assi fauorece a los suyos, por medio de sus santos y escogidos. Entregaronlo a sus padres, los quales bolvieron otra vez a visitar el Apostol. Los de la ciudad boluieron luego junto con los clerigos a casa del Corregidor y tomando el gallo y la gallina del milagro los lleuaron a la yglesia mayor, y alli los pusieron delante la Capilla del santo, en vna jaula, o ventana, con vunas verjas de hierro: como se vee el dia de oy”.

  De la lectura del relato sacamos varias conclusiones:
1- El delito de hurto estaba castigado con la pena de muerte por las Leyes de la época- Fuero Real de Alfonso X el Sabio-.
2- Los juicios carecían de rigor alguno.
3- El sexo fuera del matrimonio se consideraba pecaminoso y la concupiscencia es placer de mujer, objeto de todo deseo desordenado.
4- El Apóstol Santiago el Mayor ayuda y socorre a sus peregrinos.
5- Hay dos milagros, uno el que mantiene con vida al ajusticiado por un período más o menos de dos meses, (tiempo estimado entre la ida a Compostela y la vuelta a Santo Domingo de la Calzada), y el de la resurrección del gallo y de la gallina.
6- El milagro medieval alimentaba los deseos de peregrinar, vertebraba las ideas, construía a Europa, difundía el sentido providencialista de la vida, irradiaba a todas las esferas sociales: Derecho, Iglesia, Justicia...y anudaba lo sobrenatural con lo natural ad maiorem Dei gloriam.

  Sobre la Justicia, Platón ya nos advirtió que no podría darse en el mundo una Justicia ideal, y en este caso, hablamos de un milagro que alude a una justicia procesal perfecta: el Apóstol Santiago resuelve un recurso extraordinario de revisión (en terminología de positivismo jurídico) y mantiene con vida al joven para que se demuestre la verdad de su versión, es decir, que no había hurtado la copa. Además, no le quita poder ni rivaliza con Santo Domingo, e intercede para que el santo capitalice el segundo milagro con la resucitación ex abrupto de un gallo y de una gallina.

  En cuanto al sexo, San Agustín se obsesionó con el origen del pecado: la desobediencia a Dios de Adán y Eva, y su respuesta fijó el marco conceptual a la Iglesia del pecado original. Pensaba que todos los hombres heredamos parte del pecado de nuestros primeros padres, que el deseo sexual es un apetito primitivo más del cuerpo que del alma y que el acto sexual es la forma en la que la que se transmite el pecado de una generación a otra.
  Ahora bien, reparemos en un hecho: el rechazo del favor sexual solicitado por la hija del mesonero, no trae como consecuencia la denuncia de un estupro, sino de un hurto, todo un novum en la literatura española tan ligada a los conceptos de honor, honestidad y castidad.
  “Enlazando con el hilo argumental, y en un esfuerzo por trascender la moral colectiva, se celebra con éxito en Campanario, la representación vecinal de la obra de teatro Estupro en la casa de los diablos. Recuperando un episodio acaecido en 1623 sobre el juicio en contra del entonces alcalde de Villanueva de la Serena, por el presunto estupro sobre una menor, hija de la regente del mesón conocido como la casa de los diablos, del que quedó absuelto, cobra especial relevancia el papel de Dieguito el tonto, antihéroe que frente al drama de honor calderoniano de El alcalde de Zalamea (población ubicada al igual que Campanario en la comarca extremeña de La Serena) se erige en conciencia del pueblo no enfrentando el poder al honor, sino enfrentando la razón al tribunal de la irracionalidad y de los pre-juicios como un nuevo Sócrates de nuestro tiempo.
  El juicio mediático queda redimido por la voz de la conciencia socrática, que con un puro ejercicio de mayeútica, demuestra que la acusación fue una artimaña urdida por la mesonera por venganza y despecho al no ser correspondido su amor por el alcalde” ( Cfr. El tren del wolframio y la Casa de los Diablos- Antonio Román -perdón por la autocita-).
  En el relato del milagro, se condena al joven por tener pocos valedores, por ser extranjero, sin que algún vulgo que supiese latín- Feijoo- actuase en su defensa. Es decir, es el Apóstol Santiago el Mayor el que acude en defensa de sus fieles, y quien además intercede en favor de Santo Domingo para que con la resurrección de las gallinas, la Calle Mayor de Europa se inunde de peregrinos.
  Gregorio Magno decía que los milagros no hacían al santo, que eran solo su señal, por ello: “lo fantástico, lo portentoso de estos relatos aparece no en el milagro propiamente, sino en sus prolongaciones narrativas. En todos los casos, la naturaleza -el gallo y la gallina asados- interviene por su propia iniciativa para la incredulidad manifiesta del Corregidor. La función moral por tanto, de este portento es denunciar la falta de fe y la obligación de dar testimonio fehaciente del milagro” -Javier Pérez Escohotado-.
  El Camino de Santiago es también el camino de los milagros: Fuente Reniega- Alto del Perdón-, el Misterio de Obanos, el Poyo de Roldán, la imagen de la Virgen de Estella, la Virgen del Camino en León, el milagro del cáliz de O Cebreiro... Son las otras flechas amarillas que nos guían por un Camino sacralizado para fusionarnos con el misterio, la fe, y las tradiciones, impregnarnos de un sentido providencialista de la vida y acercarnos a Dios.
  El milagro medieval que jalona la ruta jacobea, persigue la devoción y la propaganda para atraer, instruir y entretener a los peregrinos que hacían el Camino al servicio de la construcción de un habitus catholicus genuinamente ortodoxo, con la seguridad de que el Apóstol acoge, protege e intercede ante Dios por sus fieles devotos.
  El milagro de nuestro tiempo histórico, por ejemplo, el que se da en Lourdes o Fátima, con curaciones milagrosas de enfermos, irradia una confrontación entre ciencia y fe y expresa el poder omnipotente de Dios mediante la intercesión de la Virgen. En otras palabras, el cientifismo y desacralización del mundo y de la vida, se enfrentan a un Dios tronante, pero sin perseguir pedagogía alguna porque la nueva weltasnchuung (concepción del mundo) es el laicismo y el relativismo axiológico (valores, principios), con los que se pretende circunscribir el hecho religioso al ámbito privado.
  Detrás del dicho popular de en Santo Domingo de la Calzada, donde cantó la gallina después de asada, hay toda una búsqueda del milagro que con toda seguridad nos espera: volver a casa con tu yo renovado.

Peregrino, sigue la otra flecha amarilla del Camino, y sentirás dentro de ti un milagro.