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lunes, 6 de octubre de 2025

Monte Athos. Del mito al logos, del logos a la tradición y de la tradición al Estado Monástico

El mito es un relato de algo fabuloso que se supone acontecido en un pasado impreciso e inverosímil. Los presocráticos entrelazaron mythos y lógos como un esquema racional en el que primero fue el mito. Los sofistas separaron el mito de la razón, pero le dieron al relato mitológico, envoltura filosófica. Platón consideró al mito como esa poesía a la que combatió y que nuestra María Zambrano revitalizó, y llegó a la conclusión de que era necesario para encajar su doctrina del alma, del mundo y de Dios. El término lógos podriamos traducirlo como palabra, expresión, pensamiento, concepto, discurso, habla, verbo, razón, inteligencia... Para el griego, el lógos es un principio abstracto, ordenador, inmanente; para el cristiano es una realidad concreta, creadora, trascendente, comunicativa y espiritual. La Gigantomaquia mitológica nos narra que Athos era un gigante tracio que desafió al dios Poseidón arrojándole una montaña y haciéndolo caer al mar Egeo, y el dios a su vez consiguió derrotarlo y enterrarlo vivo en la montaña que lleva su nombre. El logos de todos estos episodios, simboliza el triunfo de la razón, el orden y la Ley, frente al caos, la barbarie, la ignorancia y la crueldad. Si el mito y el logos terminan racionalizando una weltanschauung, una concepción del mundo en nuestra cultura grecolatina y judeocristiana, la tradición cristiana ortodoxa culmina la narrativa afirmando que la Virgen María desembarcó en el 49 en la costa oriental de la península cerca del Monasterio de Iviron junto a San Juan porque una tormenta desvió la embarcación cuando navegaban para visitar a Lázaro resucitado en Chipre. La tradición es algo que se hereda, que forma parte de un sistema de creencias, y al igual que los misterios no se re-velan sino que se des-velan, la tradición no busca prueba sino que aprueba el relato de generación en generación. En el momento en que la Theotokos pide a su Hijo que Ágios Óros se consagre a ella, se escuchó una voz: "Que este lugar sea vuestra herencia y vuestro jardín, un paraíso y un cielo de salvación para los que buscan ser salvados", momento en el que la estatua de Apolo se derrumbó proclamando que era un falso ídolo y que había que convertirse al cristianismo.
 El nombre de Montaña Sagrada se establece a mediados del siglo XII. Más concretamente, en una crisóbula (edicto imperial) del emperador Alejo I Comnemo al Santo Monasterio de Megisti Laura en 1144. El monasterio es reconocido definitivamente y se le asigna el nuevo nombre a la montaña, como se indica en el texto: «De ahora en adelante, el nombre de Athos será Montaña Sagrada para todos».
"El deseo del hombre religioso de vivir en lo sagrado equivale, de hecho, a su afán de situarse en la realidad objetiva, de no dejarse paralizar por la realidad sin fin de las experiencias puramente subjetivas, de vivir en un momento real y eficiente y no en una ilusión. Tal comportamiento se verifica en todos los planos de su existencia, pero se evidencia sobre todo en el deseo del hombre religioso de moverse en un mundo santificado, es decir, en un espacio sagrado." (Mircea Eliade -Lo sagrado y lo profano-) No hay espacio para lo profano en Athos. El hombre areligioso que ha desacralizado el mundo para quien el espacio es algo homogéneo, se encuentra con lo sagrado en cada rincón de la Montaña como una porción cualitativamente diferente a la de su vida cotidiana. Todo allí es silencio, misterio y Espíritu. La campana no es un instrumento de percusión idiófono, sino el sonido que regula la vida en el monasterio, la celda de acogida no es una mera habitación sino un espacio de reflexión, los inciensos en los oficios no son meros olores, sino simbología sagrada, y así podríamos seguir.
Grecia había estado bajo el dominio otomano desde el siglo XV en décadas anteriores y posteriores a la caída de Constantinopla en 1453. En 1832, se culmina la Guerra de Independencia, si bien Athos se mantendrá bajo el control turco hasta que con la guerra de los Balcanes en 1912 pase definitivamente a manos cristianas. Tras la Primera Guerra Mundial se reconoce la soberanía griega sobre la península y su estatus de autonomía. En la Segunda Guerra Mundial, Hitler se erige en protector de Athos, permitiendo a los monjes mantener su vida monástica. Concluida la Segunda Guerra Mundial, se produce una guerra civil entre 1946 y 1949 tras una insurrección comunista en la que vencieron los anticomunistas y que permitió a Grecia asentarse en el bloque occidental y entrar en 1981 en la Unión Europea. Desde esa fecha, ha financiado la reconstrucción del patrimonio cultural y se ha incluido el estatus jurídico por el que se prohíbe a las mujeres su entrada y la de no seguir el Acuerdo de Schengen. En 1988 la Unesco declaró a Ágios Oros patrimonio de la humanidad.

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