¿Qué
vamos a hacer? Esa es la pregunta. En mi caso votaré por España, no con un voto útil ni responsable, porque nunca encuentro
esa papeleta en el colegio electoral, sino con sujeción a mi marco de valores. Entre
mis principios y mis miedos o sentirme utilizado
por una Ley Electoral que al carecer de circunscripción única
favorece a los partidos mayoritarios en cada circunscripción
electoral, elijo mis principios sin temor alguno a que mi voto sea
inútil.
Haz lo que creas que debas y no temas las consecuencias, sentenciaron
los estoicos.
¿Y
cuáles son mis principios? Defensa de la Nación española y su
unidad; las libertades formales y la seguridad jurídica frente a
cualquier tipo de totalitarismo, y los valores
cristianos.
La
plataforma de españoles comprometidos ha lanzado en esta campaña electoral en las Redes
Sociales, los hashtags
#VOTOPORESPAÑA y #SIEMPREPORESPAÑA habiendo conseguido ser ambas
trending
topic
en Twitter. Hoy apurando el final de campaña, lanza el hashtag #SalvemosEspaña.
Dentro
del grupo hay diferencias en relación con el partido político que va
a votar, pero no en cuanto a los principios que nos inspiran. Unos
votarán más por emociones, y otros por convicciones. ¿Es
irracional ser racional a la hora de votar?
He seleccionado unos fragmentos
para la libertad en los que considero retratados a los líderes de las cuatro formaciones políticas
que luchan por el poder, después de haber demostrado su
incompetencia y su falta de sentido de la responsabilidad obligándonos
de nuevo a votar un resultado y escenario que presumiblemente serán muy
similares al del pasado 20 de diciembre.
Les
propongo un juego similar a ¿dónde está Wally?, localizando a cada
líder en los fragmentos seleccionados. Lo malo de este juego es que cualquier comparación con los personajes históricos que los pronunciaron es para reflexionar y preguntarnos: ¿qué hemos hecho como pueblo para merecernos esto y tener que elegir entre lo que tenemos y Podemos?
Eso es en esencia el mensaje implícito de #SalvemosEspaña: no renunciar ni resignarse a este panorama. Este
fue el minuto para pedir NO a la abstención y el VOTO para España,
ahora les toca a los clásicos invitarlos a que los lean en su jornada
de reflexión particular.
“Disfrutamos de un régimen político
que no imita las leyes de los vecinos; más que imitadores de otros,
en efecto, nosotros mismos servimos de modelo para algunos. En cuanto
al nombre, puesto que la administración se ejerce en favor de la
mayoría, y no de unos pocos, a este régimen se lo ha llamado
democracia. En lo que concierne a los asuntos privados, la
igualdad conforme a nuestras leyes, alcanza a todo el mundo,
procurando el respeto a los demás y su forma de vida; en lo relativo
a los honores, cualquiera que se distinga en algún aspecto puede
acceder a los cargos públicos, pues no anteponemos las razones de
clase al mérito personal; y tampoco al que es pobre. (…)
Tenemos por norma respetar la
libertad, tanto en los asuntos públicos como en las rivalidades
diarias de unos con otros. (…) Si bien en los asuntos privados
somos indulgentes, en los públicos, en cambio, jamás obramos
ilegalmente, sino que obedecemos a quienes les toca el turno de
mandar, y acatamos las leyes.(...) Amamos el arte y la belleza sin
desmedirnos, y cultivamos el saber sin ablandarnos. La riqueza
representa para nosotros la oportunidad de realizar algo, y no un
motivo para hablar con soberbia; y en cuanto a la pobreza, para nadie
constituye una vergüenza el reconocerla, sino el no esforzarse por
evitarla. (…) Somos los únicos que tenemos más por inútil que
por tranquila a la persona que no participa en las tareas de la
comunidad. (…)
Para un hombre que se aprecia a sí
mismo, en efecto, padecer cobardemente la dominación es más penoso
que, casi sin darse cuenta, morir animosamente y compartiendo una
esperanza. (…)
Y
ahora, después de haber llorado cada uno a sus deudos, podéis
marcharos.”
-Oración
fúnebre de Pericles. Reconstruida por Tucídides, siglo V a.C.-
“Creí
que era mucho mejor estar de parte de la ley y de la justicia, aunque
eso me supusiera graves peligros, que ponerme de vuestra parte en
busca de seguridades, si por ello debía ir en contra de la justicia
o era movido por el temor de la muerte o del encarcelamiento”·.
-Apología de Sócrates.
Reconstruida por Platón, siglo IV a.C.-
¡Oh,
qué tiempos! ¡Qué costumbres! ¡El Senado sabe esto, lo ve el
cónsul, y sin embargo Catilina vive! ¿Qué digo vive? Hasta viene
al Senado y toma parte en sus acuerdos, mientras con la mirada anota
a aquellos a quienes designa a la muerte.”
-Cicerón.
Primera Catilinaria. Año 63 a.C.-
“¿Qué
más se necesita para hacer de nosotros un pueblo próspero y feliz?
Algo más todavía, conciudadanos: un sobrio e inteligente gobierno
que impida a los hombres herirse mutuamente, aunque por otro lado,
los deje libres para que regulen sus propios objetivos industriales y
de desarrollo, y no quite a los trabajadores el pan que se han
ganado”.
-Thomas
Jefferson. Discurso de 4 de marzo de 1801-
“La
Revolución francesa, ya lo he dicho, no tuvo la pretensión ridícula
de crear un poder social que asegurase directamente por sí mismo la
fortuna, el bienestar y la felicidad de cada ciudadano, que sustituye
la prudencia práctica e interesada de los ciudadanos por la muy
discutible del gobierno; creía que ya era bastante con dar a cada
ciudadano luces y libertad para no tener que pedir nada a
los que gobiernan.”
-Alexis
de Tocqueville. Discurso en la Asamblea Constituyente 12/9/1848-
“La
merma de coraje puede ser la característica más sobresaliente que
un observador imparcial nota en Occidente en nuestros días. El mundo
occidental ha perdido en su vida civil el coraje, tanto global como
individualmente, en cada país, en cada gobierno, en cada partido
político y por supuesto en las Naciones Unidas. Tal descenso de la
valentía se nota particularmente en las élites gobernantes e
intelectuales y causa una impresión de cobardía en toda la
sociedad. Desde luego, existen muchos individuos valientes,
pero no tienen suficiente influencia en la vida pública.
Burócratas, políticos e intelectuales muestran esta depresión,
esta pasividad y esta perplejidad en sus acciones, en sus
declaraciones y más aún en sus autojustificaciones tendentes a
demostrar cuán realista, razonable, inteligente y hasta moralmente
justificable resulta fundamentar políticas de Estado sobre la
debilidad y la cobardía”.
-Alexander
Solzhenitsyn. Discurso de graduación en Harvard. 8/6/1978-
“Un
mayor gasto público, lejos de curar el paro, puede ser el mejor
sistema para perder puestos de trabajo y causar la bancarrota en
empresas y negocios. Por eso, advertimos a las autoridades locales
que, puesto que las contribuciones son con frecuencia el mayor
impuesto con que se enfrenta la industria hoy, el hecho de
incrementarlas podría paralizar las industrias locales. Los concejos
deben, por tanto, aprender a reducir costes de la misma manera que lo
tienen que hacer todas las compañías.”
-Margaret
Thatcher. 10/10/1980-
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